Vivimos entre llamadas al final, escenarios apocalípticos, mensajes proféticos y catástrofes inminentes. Estas narrativas aparecen de forma diversa en muchas culturas. En el ámbito cristiano, el libro apocalíptico por excelencia lo compuso, según la tradición, san Juan hace casi dos mil años. Sin embargo, aunque está repleto de imágenes explícitas de destrucción y redención, se trataba fundamentalmente de un texto político que buscaba acelerar un cambio social. Este libro, prodigiosa y ricamente ilustrado con láminas en color de una belleza aterradora, recorre brillantemente su narrativa e iconografía y, sobre todo, examina escenarios donde el apocaliptismo y la escatología respondieron a fines distintos, ya fuese como instrumento para extender el miedo, expresión de la ansiedad de una época o como fuerza impulsora del cambio.