Ritchie Blackmore, impredecible, temperamental, bendecido con un travieso, a veces perverso -y de vez en cuando destructivo- sentido del humor, ha sido un hombre de personalidad compleja, un inconformista siempre en busca de la perfección, incapaz de soportar tanto a los necios como los estudios de grabación. Debido a todo ello, en 1975 decidió abandonar Deep Purple y hacer realidad tanto sus sueños como sus obsesiones, ya fueran musicales o personales, y fundó la entidad musical conocida como Rainbow.
El grupo, y su famoso logotipo, se tornarían icónicos, y a lo largo de los años sería protagonista de fabulosas actuaciones, daría lugar a un buen número de jugosas anécdotas y produciría varios discos seminales como Long Live Rock’n’Roll, Down To Earth, On Stage o el mítico Rainbow Rising. Sería, además, la escuela donde se moldearon dos docenas de grandes músicos que, por méritos propios, dejarían huella en la historia de la música. De entre ellos destacan Cozy Powell, Don Airey, Graham Bonnet, David Rosenthal, Joe Lynn Turner, Roger Glover o el siempre añorado Ronnie James Dio. Cincuenta años más tarde, esta es la historia de un grupo legendario que sigue sorprendiendo por la calidad de sus composiciones y la intensidad de sus directos.