CAPITÁN NEGRETE

Cuando las tropas napoleónicas invaden España el joven oficial Miguel Negrete no duda en ponerse al mando de sus hombres para expulsar al enemigo. Luchará junto a Wellington y el Empecinado hasta que es reclamado desde Cádiz por su antiguo mentor, el profesor Larrea, para conformar parte de la primera célula de la inteligencia española. Ya no solo se trata de vencer al francés, Negrete tendrá que enfrentarse a los reaccionarios españoles que harán todo lo posible para que Fernando VII restaure el poder absoluto y deponga el orden constitucional. Para ello tendrá que colgar su uniforme y convertirse en un agente encubierto rodeado continuamente de enemigos que no dudarán en acabar con su vida, pero Negrete no lo pondrá fácil. La profundidad sicológica que el autor logra con el sentimiento de la “amistad” es exacta en el tiempo y en las formas en que esta emoción se muestra entre los personajes. La amistad aparece como un sentimiento, si, empero, también como un código de honor, muy entendible en una sociedad que anteponía el honor a toda una retahíla de necesidades terrenas. La cobardía y el valor es una dicotomía continua de la condición humana, pero Ruiz de Gordejuela logra aterrizarla en el contexto real de la guerra y de la amistad. Capitán Negrete es una aventura en toda la dimensión de la palabra. Desde las apuestas jugando naipes hasta las peleas a navajas, el autor no abandona su acuciosa frontera epocal. No hay un solo anacronismo en el lenguaje. Asimismo, la violentísima escena de trasfondo, la dura subsistencia de matar o morir, va siempre sincronizada con un elemento esencial de la época: el honor cristiano-católico, como fe, cosmovisión y como brújula ético-moral para tomar decisiones en las circunstancias adversas. Letralia