Al nacer Richelieu en 1585, Francia existía únicamente como una entidad geográfica, definida por lealtades feudales, religiosas o regionales; el país no contaba con una lengua única ni con un derecho unificado. Armado con una determinación implacable y una inteligencia inflexible, el joven Richelieu, ganada la voluntad de Maria de Médicis,fue nombrado cardenal en 1622 y, dos años más tarde, se convirtió en primer ministro del consejo de Luis XIII. A partir de entonces, se concentró en la búsqueda de poder y riqueza y en el objetivo de construir una nación unificada.