Érase una vez un hipoceronte que vivía apartado de los demás animales de la sabana. Su madre había salido corriendo al verlo nacer, asustada de haber engendrado semejante monstruo. Como todos se burlaban de él, pronto el hipoceronte decidió marcharse lejos, y sólo se detuvo al llegar a la orilla del charco Mediovacío. Allí construyó su nuevo hogar y le ocurrieron muchas aventuras.
Ficha técnica
Ilustrador: Oscar Máximo Fernández Collado
Editorial: Edebe
ISBN: 9788423695911
Idioma: Castellano
Número de páginas: 144
Encuadernación: Tapa blanda
Fecha de lanzamiento: 01/02/2010
Año de edición: 2010
Plaza de edición: Es
Colección:
TUCÁN AZUL
TUCÁN AZUL
Número: 36
Alto: 19.5 cm
Ancho: 13.0 cm
Peso: 170.0 gr
Especificaciones del producto
Escrito por Miguel Matesanz
Miguel Matesanz nace el 6 de julio de 1964 en un hospital de Chamberí, pero en seguida es llevado en brazos a la que será su residencia perpetua, el barrio Lucero de Madrid, el Bronx de la capital en los sesenta y setenta. A los siete años, escribe su primera obra de teatro. Gran éxito entre la chiquillería reunida en el aula. El niño Miguel muere de forma convincente al recibir la estocada de su compañero de estudios Espinosa (a ver quién es el guapo, a estas alturas, que se acuerda del nombre de Espinosa). El profesor de Literatura, don Domingo, le dice al niño Miguel en un aparte: “Escribes muy bien. Deberías dedicarte en serio a ello”. Nuestro protagonista acaba de ser condenado de por vida. Entre los siete y los nueve años, el niño Miguel escribe un montón de cuentos y el guión de varios tebeos, que también dibuja y comparte con sus amiguitos. Por increíble que parezca, ninguno le retira la palabra. A los diez años escribe su primera novela. Un best-seller incomprendido por los editores de la época así como por el propio autor, que aún hoy se ruboriza cada vez que recuerda alguno de sus pasajes. El niño Miguel escribe, escribe, escribe. En cuadernos milimetrados que compra en la papelería del barrio. Después de hacer los deberes y antes de zamparse la cena. El hambre afila sus ideas, como si fuera un hijo de Dickens. Escribe varias novelas en la década de los noventa: tres de ciencia ficción, que envía al Premio de Novela Corta de la UPC; tres infantiles. En marzo de 2004, cuando más convencido está de que no conseguirá publicar jamás, empieza a escribir un cuento a la semana. Escribe más de treinta y los envía a más de cuarenta certámenes literarios. Cada vez que se falla un premio y no ha recibido la llamada gloriosa, aprieta un poco más los dientes y escribe con más coraje. De perdidos, al río. Recibe una mención especial en el 5º Premio Artífice de Relato Corto y Poesía de Loja (agosto 2004) por el cuento “El señor del amor”. _______________________________