Primero desapareció Bulgaria. Y a nadie pareció importarle. Una semana más tarde lo hizo Paraguay, y sus fronteras se convirtieron en el borde limpio de un socavón de dimensión planetaria. La noticia no tuvo mayor repercusión. Siete días después, y ahora sí ante la consternación mundial, la Luna dejó de verse. Un disparatado comando de la CIA, digno de haber sido reclutado por Groucho Marx, recibe la misión de recuperar los países y el satélite. El enemigo es Lipidia, una nación terrorista tan secreta que se desconoce la ubicación de su territorio y que no descansará hasta cumplir su siniestro plan. La exuberante imaginación de Eduardo del Llano —autor merecedor, entre otros galardones, del Premio de Narrativa Italo Calvino— nos brinda la más sorprendente, original y divertida de sus novelas.