La escicha –la desdicha– se ha instalado en El Agua Vieja, un cortijo perdido en una aldea de La Mancha en la primera mitad del siglo xx. Severo y Graciana son víctimas y protagonistas de la fatalidad y de la corrupción humana. La historia de Graciana refleja la crueldad a la que estaba sometida la mujer, agravada por el conflicto de su identidad de género.