El general Franco, fallecido el 20 de noviembre de 1975 tras presidir los destinos de España durante casi cuarenta años, no ha sido juzgado y nunca lo será. Pero ¿se juzgará alguna vez el legado del dictador que llegó al poder en 1939 con la ayuda de los aviones de Hitler y las tropas de Mussolini, tras tres años de guerra civil? ¿Cómo podemos seguir negándonos a condenar el franquismo en un país que, desde los años 80, se ha convertido en una democracia consolidada, plenamente integrada en la Unión Europea?