Hi havia una vegada uns cargols que vivien en una col ben sucosa. S’hi movien apoc a poc i duien la seva caseta de fulla en fulla per buscar el tros més tendre i poder-lo rosegar. Un dia, un cargolet va dir al seu pare: “Quan sigui gran vull tenir la casa més gran del món.”“Quina bajanada!” va dir el pare, que era precisament el cargol més savi de tota la col.“En el pot petit hi ha la bona confitura.” I li va explicar aquesta història… Durant la seva infància, el Leo Lionni va ser un gran admirador dels animals, epecialment dels rèptils, els quals ficava en un terrari amb parets de vidre, tot condicionat amb sorra, pedres, falgueres i molsa. D'aquesta afició sorgirien, amb el temps, relats com el del cargol que desitjava tenir la casa més cridanera de totes. Una metàfora més sobre la vida, la prudència, el sentit pràctic de les coses, la humilitat i la senzillesa enfront de l'arrogància i la superficialitat.
Ficha técnica
Ilustrador: Leo Lionni
Editorial: Kalandraka Editora
ISBN: 9788493666743
Idioma: Catalán
Número de páginas: 34
Encuadernación: Tapa dura
Fecha de lanzamiento: 27/11/2008
Año de edición: 2008
Plaza de edición: Es
Colección:
Llibres per a somniar
Llibres per a somniar
Alto: 27.5 cm
Ancho: 22.0 cm
Peso: 500.0 gr
Especificaciones del producto
Escrito por Leo Lionni
(Amsterdam, Holanda, 1910 - Toscana, Italia, 1999) Leo Lionni creció en un ambiente artístico -su madre fue cantante de ópera y su tío Piet, un gran aficionado a la pintura- y desde muy joven supo que ese sería su destino. Su formación académica no fue artística, ya que se doctoró en Economía. En 1931 se instaló en Milán y se interesó por el diseño gráfico. Cuando se trasladó a América en 1939, trabajó en una agencia de publicidad de Filadelfia, en la Corporación Olivetti y la revista Fortune. También aumentaba su fama como artista y sus obras se exhibían en las mejores galerías, desde Estados Unidos a Japón. Como él mismo llegó a decir: "De algún modo, en algún lugar, el arte expresa siempre los sentimientos de la infancia". Su primer libro para niños, en 1959, surgió por casualidad: durante un viaje en tren se le ocurrió entretener a sus nietos contándoles un cuento hecho con trozos de papel. Así nació «Pequeño Azul y Pequeño Amarillo», al que siguieron más de 40 títulos aclamados en todo el mundo por la crítica especializada. Por sus méritos como pintor, ilustrador, diseñador y escultor, recibió en 1984 la Medalla de Oro del Instituto Americano de Artes Gráficas.