La señora Wagner, viuda de un comerciante, está decidida a proseguir los planes de reforma de su difunto marido: la incorporación de las mujeres al trabajo y la reeducación de «los pobres mártires del manicomio» apelando a «su dignidad». Con este propósito viaja a Fráncfort, donde la empresa tiene una filial. Allí su socio, el señor Keller, tiene sus propios problemas: su hijo Fritz insiste contra su voluntad en casarse con Minna, hija de madame Fontaine, una viuda cargada de deudas y de dudosa reputación, pero empeñada, a toda costa, en asegurar la felicidad de su hija. La hija de Jezabel (1880) enfrenta a dos viudas tenaces y poco convencionales, las dos capaces de vencer cualquier obstáculo con tal de cumplir su objetivo.
Ficha técnica
Traductor: 0
Editorial: Alba Editorial
ISBN: 9788490652817
Idioma: Castellano
Número de páginas: 408
Tiempo de lectura:
9h 44m
Encuadernación: Tapa dura
Fecha de lanzamiento: 10/02/2017
Año de edición: 2017
Plaza de edición: España
Colección:
Alba Clásica
Alba Clásica
Número: CXL
Alto: 14.0 cm
Ancho: 21.0 cm
Peso: 60.0 gr
Especificaciones del producto
Escrito por Wilkie Collins
(8 de enero de 1824, Londres - 23 de septiembre de 1889, Londres) William Wilkie Collins fue un novelista, dramaturgo y ensayista inglés, iniciador de la novela de detectives. La primera obra de Collins fue una biografía de su padre, el pintor William Collins, un año después de su muerte, en 1848. A partir de ahí empezó a escribir ficción, y en 1851 conoció a Charles Dickens, con el que entabló una gran amistad que duró hasta la muerte de este último, basada en la mutua admiración y la colaboración.
Las personas que estudiaron las vidas de ambos personajes coinciden en que ambos genios se influyeron mutuamente: Collins desarrolló su sentido del humor y afiló su talento para la caracterización de personajes; mientras que Dickens construyó tramas más sólidas y con mayor suspense.
Dicha habilidad para el suspense y para la creación de atmósferas de misterio destaca en las obras maestras de Collins: La mujer de blanco, Sin nombre y La piedra lunar. En ellas, Collins estableció las bases de la novela detectivesca, de la que luego bebieron infinidad de autores, entre ellos Agatha Christie y Arthur Conan Doyle.