Los milagros del Padre Pío de Pietrelcina contados con el humor que le cabe a un ateo. La historia discurre en Grenoble, el año de las olimpiadas de invierno. Una familia grenoblesa se ve agraciada con las visitas bilocacionales del fraile, para desgracia de todos. Un estudiante que se hospeda en la casa logra desentrañar los misterios con la ayuda del párroco de la iglesia vecina. Se trata de la ópera prima del autor, quien, después de muchos años como traductor, pensó que la hora había llegado de escribir lo suyo. Y lo suyo le ha costado. Horas de investigación con que unir fantasía y realidad, sin menospreciar, en modo alguno, el humor. Un humor que le lleva a afirmar que dios existe únicamente porque no somos inmortales