«La inteligencia no es otra cosa que una suministradora de razones para discriminar. Si as preferencias no son discutibles, las diferencias terminan siendo insignificantes; si la razón y el sentido común dejan de ser facultades de discriminación, la idea misma de elección personal resulta banal e incoherente. Por eso mismo me parece que ha de combatirse tanto como la intolerancia ese pluralismo plano e inofensivo de las opiniones, los gustos y os estilos de vida que equivale a su momificación, haciendo indiscernible lo razonable de lo irrisorio. Conviene utilizar el término discriminación en serio y no asustarse ante su dureza. Porque hay opiniones que son improductivas, modos de vida que destruyen las condiciones de posibilidad del pluralismo democrático y la tolerancia. La calidad moral de una persona se manifiesta en el hecho de que hay determinadas cosas que no acierta a comprender, que no le merecen el menor respeto: la tortura, la crueldad, el cinismo... Tolerancia no significa que todas las opiniones sean igualmente respetables, o sea, que no las haya mejores o peores, magnificas y peregrinas; lo que merece respeto es el que las sostiene, porque las personas son mejores que sus opiniones. Daniel lnnerarity
Miguel-Ángel Martí García, catedrático de Filosofía, nace en Valencia, 16 septiembre 1945. Cursa la carrera de Filosofía y Letras (especialidad de Filosofía) en la Universidad de Valencia, donde fue alumno de Carlos París, Manuel Garrido y José Luis Pinillos. El último año de carrera lo cursa en Barcelona donde tuvo como profesor a Emilio Llopis.