Escritos entre 1967 y 1992, estos cuentos permiten observar el rango y la evolución narrativa del gran escritor y periodista argentino, que va de la compleja y prolonga apuesta temática de los primeros cuentos largos a la perfecta resolución, el perfecto laconismo de los más breves y últimos, resueltos casi en una sola escena. Por tratarse de cuentos, la unidad no es temática sino de atmósferas y personajes. Briante es sin duda el maestro absoluto de lo que suele llamarse cuentos pueblero, ficción desarrollada en Lationamérica a partir de Rulfo, y en la que es superior incluso a Osvlado Soriano. Briante tiene un manejo tan completo de las pocas palabras y los muchos silencios que los relatos terminan siendo sólidas y pormenorizadas construcciones narrativas de un estatuto casi abstracto.