La obra del Príncipe -1735-1814- es la de un observador atento, agudo, irónico, que transforma con originalidad los temas que toca, sin detenerse por mucho tiempo en ninguno de ellos ni ajustarse a los moldes tradicionales. Fue ese mismo espíritu libérrimo y anticonvencional el que lo llevó a interesarse por diversas minorías de su época. La Memoria sobre los judíos es, sin duda, el más notable de estos escritos. En él, el príncipe de Ligne se adelanta en casi 100 años a las ideas que Theodor Herzl, fundador del sionismo, expresa en su célebre El estado judío. Acaso no sea aventurado conjeturar que Herzl conocía el texto del Príncipe.De Ligne da comienzo a su “Memoria…” con unos comentarios acerbos sobre la entrada “Judíos” del Dictionnaire philosophique de su contemporáneo Voltaire. Nos pareció interesante incluir en la presente edición el mencionado artículo, en el que el filósofo, sin dejar de predicar la tolerancia, acumula en contra del pueblo judío los que, en siglos posteriores, serían lugares comunes característicos del antisemitismo. El volumen incluye un texto escrito tras una visita del Príncipe a Charles-Joseph de Ligne a Voltaire, en cuya casa permaneció ocho días. De Ligne, brillante militar y hombre de mundo, tenía en esa época 28 años; Voltaire, 69. La seducción fue mutua. Durante el período en que convivieron, el príncipe tuvo ocasión de observar de cerca al genio inquieto de Ferney. En los párrafos que dedicó a registrar el encuentro, escritos con una admiración teñida por una lúcida y afectuosa ironía, podemos leer un breve y vívido retrato de su anfitrión.
Ficha técnica
Editorial: Alfama Editorial
ISBN: 9788493624910
Idioma: Castellano
Número de páginas: 86
Tiempo de lectura:
1h 57m
Encuadernación: Tapa blanda
Fecha de lanzamiento: 27/02/2008
Año de edición: 2008
Plaza de edición: Malaga
Especificaciones del producto
Escrito por François-Marie Voltaire
Nació el 21 de noviembre de 1694 en París. Su carácter polémico le hizo ingresar hasta en dos ocasiones en la prisión de la Bastilla. Le liberaron tras su promesa de abandonar Francia. Vivió durante dos años en la capital inglesa y regresó. Una nueva critica a las instituciones políticas y eclesiásticas francesas hizo que tuviera que dejar nuevamente la ciudad. Se refugió en el Château de Cirey, en el ducado independiente de Lorena aunque viajó frecuentemente a París y Versalles. Fue nombrado historiador de Francia y más tarde caballero de la Cámara Real. En 1746, le eligieron miembro de la Academia Francesa. En 1758 se establece en Ferney, donde pasó el resto de su vida. Falleció el 30 de mayo de 1778.