MI VIDA, LA LUCHA DE UNA MUJER

Cuatro matrimonios, tres repudios y un divorcio. De repente, un amor clandestino y una condena por adulterio: hace ahora dos años Safiya Hussaini iba a ser lapidada por haberse doblega-do a los deseos de un hombre que la usó como se usan esos obje-tos que al principio nos atraen, pero luego nos aburren. Nacida en un poblado de la sabana nigeriana, Safiya supo muy pronto que su destino estaba marcado, y que cuando su familia hubiera encontrado al hombre adecuado para ella, dependería totalmente del marido que le tocara en suerte. A los trece años su padre creyó que había llegado el momento de casarla, y desde entonces su vida fue un continuo ir y venir de matrimonios desgraciados, de hijos muertos o perdidos y humillaciones constantes. Solo una vez se atrevió a decidir algo por sí misma: de camino hacia el mercado, osó sonreír a un hombre casado que luego la disfrutó mientras quiso y le dejó como recuerdo a Adama, una hermosa niña que hoy es su consuelo. Más tarde vinieron la denuncia, el arresto, los meses de cárcel y por fin el juicio que la condenaba. Si es verdad que Safiya cometió adulterio, más cierto es que su verdadero pecado fue haber nacido mujer en un país y en un tiempo ingratos. Las protestas internacionales la salvaron y ahora es una mujer libre, pero el suyo no es un caso aislado, y las palabras de Mi vida, que se publica de forma simultánea en muchos países de Europa, nos llegan del infierno para recordarnos que la injusticia es cosa de todos.