Mirando al sur se configura como un conjunto narrativo con amplios planteamientos, que van desde la oportuna inserción de los diálogos hasta la preocupación por recrear personajes reales y con sentimiento. Por ello, es natural que cada historia cambie en razón de su trama. Así, desde el regusto cervantino que el lector encontrará en “Si me llevas a galeras…”, el relato más largo, deberá saltar a otras como “La chica de la MZOV”, centrada en un curioso fraude a través de Internet, por ejemplo.