No se han apagado por completo las pasiones de los años treinta. Todavía no son del todo hechos históricos que puedan tratarse con objetividad ni la Revolución de Asturias ni la bárbara represión posterior. Pero este libro, que se lee de un tirón, que es periodismo y es literatura, merece ser considerado al margen de los enfrentamientos ideológicos que todavía siguen presentes en la sociedad española. El periodista Luis de Sirval (1898-1934) fue a Asturias a contar lo que pasaba. Y lo contó en las dos crónicas que tuvo tiempo de escribir. Ignacio Carral quiso contar lo que le había ocurrido a su amigo, preguntó a unos y a otros, como hace el buen periodista, no se dejó engañar por las mentiras oficiales, no fantaseó y el resultado es una crónica apasionada y vibrante que no podemos dejar de leer hasta llegar a la última página. Una crónica que hace volver a la actualidad el caso de Luis de Sirval y que coloca a su autor, el segoviano Ignacio Carral contertulio de Blas Zambrano y de Antonio Machado, amigo del escultor Emiliano Barral, de quien escribió una biografía novelada, entre los grandes periodistas de su tiempo. Entre los que hacen literatura, gran literatura, sin pretender hacer literatura.
Ficha técnica
Editorial: Ediciones Espuela de Plata
ISBN: 9788419877079
Idioma: Castellano
Número de páginas: 260
Tiempo de lectura:
6h 9m
Encuadernación: Tapa blanda
Fecha de lanzamiento: 16/10/2023
Año de edición: 2023
Plaza de edición: Sevilla
Colección:
España en Armas
España en Armas
Número: 49
Alto: 21.0 cm
Ancho: 15.0 cm
Especificaciones del producto
Escrito por Ignacio Carral
Luis de Sirval (Valencia, 1898-Oviedo, 1934), fundador de una de las principales agencias periodísticas de su tiempo, tras morir asesinado en Oviedo en el año 1934, se convirtió en símbolo de la represión que siguió a la Revolución de Octubre. El suyo fue un caso célebre en los años finales de la República –sobre él se publicaron varios libros y en su defensa intervinieron personalidades como Manuel Azaña o Antonio Machado–, pero lo que vino después –la Guerra Civil y la represión consiguiente– hizo que su nombre quedara olvidado. Colaborador en periódicos como La Voz de Valencia, El Noticiero Universal, El Diluvio, La Libertad o El Heraldo, solo publicó un libro, Huellas de las Constituyentes, en que se reúnen sus crónicas parlamentarias aparecidas en el diario La Libertad entre 1931 y 1933.