Planteado como concepto y como realidad en pie de igualdad con respecto al bien, el mal se constituye en uno de los principales obstáculos para un pensamiento en gran medida relacionado con la "teodicea" o la defensa de la causa de Dios. La modernidad temprana contribuye así a lo que se podría llamar la "muerte del mal", entendida como la tendencia a anularlo en cuanto concepto al alcance de nuestra comprensión o a disolverlo en términos de mera privación, negación, imagen o ficción.No obstante, el creciente proceso de secularización, operado también para entonces, permite que otros filósofos relacionen más crudamente el mal con el origen del hombre, el comienzo de la historia y el establecimiento de las relaciones sociales y políticas. El mal, o cierto aspecto de éste, no sólo nace, o si se quiere renace, con el hombre, sino que prospera al interior de los vínculos humanos hasta el punto de enfrentar a la reflexión con las diversas facetas de la inhumanidad.Precedidos de una introducción que pretende dar cuenta a grandes trazos del pensamiento que lleva desde el mal como principio de una dualidad hacia el intento de decretar su nulidad, y desde la conciencia de su magnitud hasta las reflexiones sobre su carácter ya sea radical, ya banal, los trabajos aquí reunidos (fruto de la discusión conjunta y la elaboración personal de los integrantes del Proyecto UBACyT F115, ("La razón divina y la razón humana en la formación de la filosofía moderna") profundizan en los diversos abordajes que sobre el tema nos deparan las filosofías de Leibniz, Pascal, Spinoza, Voltaire, Rousseau, Hegel, Schelling, Bergson, Levinas y Arendt.