Una madre y su hijo viajan de noche. Lo hacen en coche. La carretera discurre por un bosque y, en su periplo, madre e hijo se van cruzando con los más diversos animales. No están asustados, pero sí es cierto que parece que llevan prisa. ¿Por que? ¿Huirán de algo? ¿De algún depreador? ¿De un incendio? La madre y el hijo no se hacen más que preguntas sobre esto y, con ellas, reflexionan sobre la seguridad vial y la circulación. Al final, la respuesta al misterio la tendrá el viejo lobo del bosque, que ha invitado a todos los animales a una fiesta de cumpleaños.
Yo era la «peque» de una casa donde vivíamos siete personas y un perro. Entraba y salía gente sin parar. Cuando necesitaba silencio, me iba a leer y a comer galletas a un rincón del jardín. Pensaba en los orígenes del universo y en si quedaría alguna onza de chocolate en la cocina. Me gusta ir a mi aire. De ahí me vino la idea de una pandilla de amigos del bosque que tiene un líder diferente para cada momento. Me encantan los personajes que no son ni buenos ni malos, aunque sí un poco tarambanas.