En 1862, el pintor y dibujante Gustave Doré convence al Barón Charles Davillier para emprender juntos un largo viaje por España. Doré, animado por Davillier, acariciaba la idea de realizar una edición ilustrada del Quijote en Francia (actualmente, quizá la más conocida de cuantas circulan por el mundo) y durante el extenso periplo por España tomó centenares de excelentes bocetos que ahora aparecen reproducidos en esta edición.
(Estrasburgo, 1832 - París, 1883) pintor, escultor e ilustrador francés, está considerado internacionalmente como uno de los grandes y famosos ilustradores del siglo xix. Con una enorme capacidad de trabajo, parece que en una ocasión llegó a afirmar: «¡Lo ilustraré todo!». Con quince años Doré consiguió un contrato con el litógrafo y periodista francés Charles Philipon, editor de dos revistas satíricas, para publicar un litografía a la semana. Ilustró grandes clásicos como La Divina Comedia de Dante, Don Quijote de la Mancha de Cervantes, Las fábulas de La Fontaine, Gargantúa y Pantagruel de Rabelais, Cuentos droláticos de Balzac, El cuervo de Allan Poe, obras de Byron… Los grabados de Doré, gracias a su fantasía pero también a su vertiente de cronista social o las escenas de viajes, han pasado a las generaciones posteriores como la gran referencia de la imagen clásica.