Alfonso Lazo

Lazo Alfonso

Alfonso Lazo a comienzos de estas páginas que cuando hace más de 30 años se construyó una casa sobre una de las colinas del Aljarafe sevillano, no lejos de las antiguas ruinas de Itálica, aparecieron restos romanos al excavar los cimientos; de ahi el titulo del presente libro: Tablillas desde Italica, pues muchos de los articulos aqui recogidos fueron escritos en aquella casa. Articulos publicados en las paginas andaluzas del diario El Mundo entre los años 2004 y 2008.Escritos, pues, desde el retiro y en unas fechas precisas, no siendo semejante observacion un asunto marginal. Las Tablillas (tablillas por su brevedad) tienen un aire de retirada, de cierto despego; de un analisis de la actualidad, si, pero a distancia y durante unos años en los que la mentalidad colectiva de los españoles parece haber cambiado en profundidad. Y con este cambio, ha cambiado asimismo el pensamiento del autor, aunque no en la direccion de lo politicamente correcto, sino todo lo contrario. De modo que el lector va a encontrarse con unas opiniones poco ortodoxas y, quizas, de un cierto escandalo.Alejandose de la trifulca politica cotidiana, las paginas del presente libro estan cosidas con el hilo de una idea matriz: La verdad es la verdad la diga Agamenon o su porquero; por muy escandaloso que el aserto pueda resultar para un relativismo rampante convencido de que tanto el rey aqueo como su siervo tienen razon a la vez, aunque digan lo contrario.

El régimen franquista, visto desde su interior, estuvo muy lejos de ser una balsa de aceite. Dado que duró cuarenta años, que existió una férrea censura de prensa y que la oposición clandestina fue escasa y poco eficaz, los españoles que hubieron de soportarlo tenían la sensación de vivir bajo una dictadura monolítica y homogénea. Pero la realidad era bien distinta. Este libro compone un retrato de los diversos conflictos que se produjeron desde el comienzo de la Guerra Civil hasta la muerte de Franco, y describe esas desavenencias familiares en las que confluyeron las distintas ideas de lo que debería ser el régimen, que resultaron ser incompatibles unas con otras.

Cuando el socialista José Bono era presidente de las Cortes alguien le preguntó sobre su padre: «Mi padre hizo la guerra, era falangista y no fue ni un criminal ni un sinvergüenza», contestó. Y Dunca