ANGELA EDO

Cuervo-pico cumple la misión de mensajero que le asignó el U-Kan junto al Hombre Montaña; sus acompañantes regresan a Kirsos…

Cuervo-pico se ha reintegrado a si patria. No tarda en descubrir que sus asuntos familiares dejan mucho que desear…

Siguen las dudas en la Ciudad Santa del dios Sol. Luchas entres diversos personajes por el poder, atentados, muertes etc…

En El Dios del desierto, se habla de los obscuros orígenes de Egipto, el viejo pueblo del que todo se conoce y todo se ignora. Durante milenios se erigió en portador de la antorcha del Arte y de la Ciencia. Su pasado se lo tragó la arena; durante siglos se redujo a ser quimérica leyenda. Luego, de la arena resurgieron sus huellas; ellas, cristalizadas en ruinas, pese a todo vivientes, conducen de maravilla en maravilla a las humanidades nuevas.

Pies Ligeros, jefe de cazadores que practica su oficio en los cotos de su amo, goza de una vida tranquila hasta que al gran Munki, un jerarca religioso de mucha influencia, se le ocurre utilizarlo como mensajero. Con esta sencillez se inicia una aventura que le arrancará de su mundo y le introducirá en un avispero cuya existencia nunca sospechó. Ocurre que entre los supervivientes de la gran nación maya, diezmada y sojuzgada por bárbaros invasores, ha surgido un caudillo libertador, decidido a levantar a esa humillada nación y a restituirla en sus ancestrales fueros. La consecuencia es que en las viejas tierras ennoblecidas por una cultura asentada en raíces imperecederas, está a punto de irrumpir el grito de guerra. Sin poderlo remediar, Pies Ligeros se encuentra atrapado en una tupida red. Primero por amistad, después por convicción y por razones personales muy profundas, se involucra en una demanda que no es suya. Sólo es un insignificante peón unido a otros peones tan insignificantes como él -¿qué son los océanos sino masas ingentes de agua formadas con miríadas de gotas?-, sin embargo su lucha le ofrece la trascendental recompensa de encontrarse consigo mismo.

Una nube amenazadora se ensancha sobre la Ciuadad Santa del dios Sol, sus autoridades máximas discrepan entre sí…

Angela Edo, escritora de grandes facultades psiquicas y de extraordinarias narraciones. Sus novelas sobre tamas orientales y algunos mundos irreales, te introducen a la mágia y a las historias de esp

La casualidad o el destino entrecruzan los caminos de un presunto maestro en alquimia y un hidalgo campesino; el primero busca incansable la piedra filosofal, el segundo soporta la pesada carga de un

Las almas atrapadas en el laberinto configurado por su propio ego son absorbidas por el vórtice creado por la Rueda de los espejismos. En el sucederse de un sin cuento de reencarnaciones progresivas se limpian de las escorias que las degradan hasta recuperar su prístina naturaleza. Restituida la deuda contraída con la ley de causa-efecto, las almas redimidas se sitúan en el Sendero que conduce a la Luz y que nunca debieron abandonar. Ángela Edo, en "Avatares 1 y 2", no nos habla de las almas prestas a re-nacer y que por re-nacer se afanan. Nos habla de las que, por desidia o rebeldía7 se resisten a sujetarse al proceso acrisolador que da razón de ser a la Rueda. De esas almas nuestra autora toma una, y seis de los eslabones que forman la cadena con que esa alma carga, en los que se hace manifiesto su estancamiento espiritual. Muchas oportunidades se ofrecen a esa alma que la invitan a arrancarse a su error, pero ella, reencarnación tras reencarnación, se aferra a su ofuscamiento. En un lapso de tiempo que abarca milenios, se demuestra incapaz de dar un solo paso hacia adelante. Está claro que es irredimible. Escrito está que "muchos son los llamados77. Cabe preguntarse, ¿por qué serán tan pocos los escogidos? No es mal tema de meditación. Invitamos al lector a que medite acerca de ello.

La ley causa efecto es inquebrantable…

El camino de la santidad es interminable y muy escabroso de seguir. Para colmo, impone una renuncia total de sí mismo al que en él asienta su pie. Premisa-cayado imprescindible para ponerse en ese camino es poseer fe. Esa fe ha de ser sincera y viva, no guardar parentesco con la que se exhibe y no se tiene, y extraña al fanatismo, enemigo acérrimo de la limpia creencia. Sobre esta cuestión vital teje y desteje nuestra autora su trama. La apoya en tres personajes: el joven novicio apodado el Distraído; el anciano Barata Baki, regente de un monasterio cuyas Reglas y Ordenanzas rozan con la heterodoxia, y el noble Candaba, un instructor de ese monasterio. Se trata de un viaje íntimo realizado sobre las nubes. Su objetivo, invitar a volar en alas del sentimiento místico.

En esta segunda entrega de la trilogía, la historia discurre a caballo de las ciudades de Babilonia y Menfis. En esta última, Ah-raá recibe la formación y las seculares enseñanzas del Gran Instructor del Templo de Osirís, y conocerá la auténtica Revelación del Espíritu que mora en el interior de la Esfinge, la Luz infinita que le impulsará a su verdadero Destino. El espíritu de la esfinge es la segunda parte de la trilogía "El collar de los 7 misterios", obra que podemos afirmar como una de las más brillantes de la reconocida autora Angela Edo, que nos sumerge en una atmósfera sutil y enigmática, entre la realidad histórica y la ficción, con intrigas y aventuras trepidantes; no falta la reflexión espiritual, donde se muestran las angustiosas vicisitudes, los complicados avatares y los insondables problemas que desde siempre asolan a la Humanidad, aunque también nos enseña las claves y el camino para alcanzar nuestro propio progreso espiritual. La codicia y las maquinaciones del malvado Menufer y de su aliado el Hombre-oráculo, empeñados en arrebatar el preciado Collar a costa de la vida de Ah-raá y sus amigos, provocarán el precipitado regreso a Babilonia del protagonista, acompañado por su tutor Siri y el entrañable esclavo Mutk. El espítu de la esfinge no va a dejar indiferente al lector ávido de amorosas sensaciones y emociones que le llegarán directamente al fondo de su alma, paso previo para conquistar su espíritu y llenarlo de esperanza de Vida.

Han pasado los años. Los personajes cuyas peripecias hemos estado siguiendo en Madre muerte y el espíritu de ka esfinge, no han vuelto a poner los pies en Menfis y están asentados en Babilonia. Rudra y Mutk han muerto. Siri ha dejado atrás sus hazañas de Gran Mercader y se ha remansado como un rico comerciante. Ah-raá; concluidos sus estudios, ha alcanzado la categoría de gran mago y ciñe su frente con la corona del "león alado77. En el trono de Babilonia se sienta un nuevo rey. Humanamente, es una escoria. Está manipulado por una sombra negra y anhela reunir en sí los dos poderes/el religioso y el civil que se equilibran el uno con el otro. Sobre todos pesa la amenaza del Caos. El gran mago Asauri y Ah-raá se han de enfrentar a una red de intrigas con las que la ambición teje una guerra absurda y ruinosa. Sobre esto gira el hilo argumental.

Este libro nos habla de un periodo oscuro de la historia del antiguo Egipto, en que se desencadenó el poder del Caos y se hundió en la decadencia más abyecta. mtm editores se honra otra vez publicando una nueva obra, que se edita en dos volúmenes, de esta autora en todo concepto singular.

Reinaba en esa época un Faraón déspota y degenerado, y no era mejor ei Sumo Sacerdote, omnímodo señor del Templo. La corrupción imperaba. El pueblo, agobiado por el hambre y la enfermedad, estaba sometido a la más dura de las opresiones. El sólo en apariencia poderoso y opulento País de las Dos Tierras, agonizaba. En el pasado había sido su alma y su motor una rama sacerdotal de mística muy elevada. Brotó de las arenas del desierto en tiempos protohistóricos y forjó la Ciencia y el Arte que configuró una cultura tan enigmática hoy como ayer y todavía no conocida en profundidad. Sus sacerdotes veneraban una Divinidad incorpórea, creadora y sustentadora del Orbe y de cuanto él contiene, cuidadora de sus criaturas. Esta rama fue semilla y raíz de la que nació el país de las Dos Tierras. Siempre, de forma pública u oculta, detentó el poder y estuvo actuando como fiel equilibrador de los platillos de la balanza sobre los que se asentaban los dos poderes, el Real y el del Templo. Mientras así fue, el País de las Dos Tierras medró en saber y en prosperidad, y se guió con la antorcha de la Justicia. Mas ya esa rama -conocida por sus Adeptos como Orden Secreta-, tenazmente perseguida, diezmada por la iniquidad, se había esfumado y la Noche devoraba la Luz. Se llegó al punto de quedar de ella tres únicos supervivientes fieles a sus principios. Esos tres hombres, justos y abnegados, esclavos del Deber que les imponía ser sacerdotes de la Divinidad, se unieron y se impusieron la misión de redimir al pueblo, salvar del olvido en el que parecía estar condenada a caer la Ciencia de los Maestros antiguos y a devolver su antorcha iluminadora al País de las Dos Tierras.

En El Dios del desierto, se habla de los obscuros orígenes de Egipto, el viejo pueblo del que todo se conoce y todo se ignora. Durante milenios se erigió en portador de la antorcha del Arte y de la Ciencia. Su pasado se lo tragó la arena; durante siglos se redujo a ser quimérica leyenda. Luego, de la arena resurgieron sus huellas; ellas, cristalizadas en ruinas, pese a todo vivientes, conducen de maravilla en maravilla a las humanidades nuevas. ¿En verdad se nos revelará algún día el enigma de Egipto? ¿Veremos alguna vez a Isis sin velo? Ángela Edo, nuestra siempre sorprendente autora, nos ofrece algunas pistas. Analicémoslas en profundidad. Acaso ellas abran el arcano.