Arturo Vinuesa

El 4 de agosto de 1704, la escuadra británico-holandesa, apoyando las pretensiones a la corona de España del archiduque Carlos #hijo del emperador Leopoldo I y Leonor de Neoburgo#, frente al otro pretendiente, Felipe de Borbón #hijo del Gran Delfín de Francia#, atacaba la fortaleza de Gibraltar. Con la toma de ésta caería de igual forma la ciudad y el puerto de Gibraltar. La ocupación del conjunto se llevaría a cabo en nombre del aspirante austríaco al trono español. Situar el inicio de Gibraltar en ese nefasto día para la historia de España, significa que la mayoría de los actuales gibraltareños desconoce u obvia la parte histórica del territorio sobre el que habita. Aunque sea mucho lo escrito sobre Gibraltar y su problemática, es para mí obligatorio comenzar esta obra exponiendo entre sus páginas la historia previa a la conquista fraudulenta, y la posterior acción deshonrosa para la corona de la Gran Bretaña, que los marinos del almirante Rooke llevaron a cabo, de la única colonia que aún en el siglo XXI existe en tierras de Europa. Creo firmemente que este conocimiento podría ayudar a comprender a los gibraltareños de hoy el nostálgico sentimiento de pérdida que supone para los españoles el haberles sido arrebatado, junto a un trozo de su suelo, una parte de su historia patria. Lo que tienes, pues en tus manos, amigo lector, es una especie de ensayo y recuerdos de vivencias personales sobre la historia de Gibraltar con sus avatares, las inquietudes de los habitantes de ese pueblo peculiar, sus deseos y anhelos de futuro para sus hijos, sus distintas opciones políticas y la secular problemática bilateral entre el Reino Unido.

Durante los años más convulsos de la Transición, cuando la fiebre asesina de ETA se ceba en los mandos militares, fuerzas del orden y políticos de distintas opciones, España se debate entre el caos terrorista, la vuelta a un régimen autoritario y las ansias de alcanzar una democracia sin tutelas...En este caldo de cultivo, los nostálgicos franquistas añoran la vuelta a un régimen como el anterior y la izquierda sueña con alcanzar el poder y resucitar una memoria histórica.Entyre unos y otros, un conjunto de políticos arribistas, altos mandos militares y un grupo de miembros del CESID pretenden continuar en la pomada oligárquica y diseñan una maniobra para alzarse con el poder: la Operación GODSA.

Los avatares de un pueblo sometido a la brutalidad y crueldad de un dictador soñador y megalómano que se creyó heredero de los grandes héroes mesopotámicos y pretendió eternizar su régimen de opresión y miedo con una capa de un laico socialismo tras la que intento engañar al mundo... El sufrimiento de un pueblo sometido a decadas de guerras producto de la voluntad de quienes toman las decisiones mas importantes de la historia de las naciones. Unas veces dictadas por la ambicion expansionista de sus propios dirigentes, y otras provocadas por lideres que proclaman la aplicacion de la justicia y la libertad y solo obedecen a las ansias de controlar el mundo para sus propios intereses economicos y geopoliticos. Todo ello contado por quien vivio las experiencias de dos de estas guerras en su propio escenario. Especial De Mesopotamia a Irak

Después de los acontecimientos del 11 de septiembre de 2001, Afganistán está más destruido de lo que ya estaba y con un gobierno con el que no todos están de acuerdo. El autor, coronel de Estado Mayor y doctor en Ciencias Politicas, testigo presencial de la guerra de los muyaidin por la libertad de su pueblo, que durante varios años habia seguido de cerca los sucios entresijos de las relaciones del cuadrilatero Afganistan-Union Sovietica-Estados Unidos-Pakistan nos descubre en su libro los aspectos mas oscuros de las mismas y nos desvela la parte oculta de la trama politica. Con ello, nos acercamos a conocer la verdad descontaminada de falsos intereses nacionales y sin la influencia mediatizada de analistas politicos de uno u otro bando. Sus vivencias como agregado de Defensa a las Embajadas de España en Islamabad y en Bagdad le proporcionaron un amplio conocimiento de dichos paises y sus gentes, de la lucha de los muyaidin afganos y de los sucios resortes de los capitales que alimentaron su guerra contra el Ejercito Rojo. Este seria el verdadero startpoint de los acontecimientos del 11 de septiembre.

Durante la guerra de los Balcanes, la más caótica, sangrienta y fratricida que ha tenido lugar en el Viejo Continente desde el final de la II Guerra Mundial, tras equívocos posicionamientos –tanto por acción, como por omisión– de algunas naciones europeas, sus líderes se debatían entre la legalidad o no de una posible intervención foránea en los asuntos internos de la antigua Yugoslavia, mientras ésta seguía desangrándose.Ante el acusado peligro de atomización del conflicto y la ineficacia de la política exterior europea, como ente político único, el presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, asumió la responsabilidad de intervenir directamente en los problemas de Europa, dando una solución al conflicto.Sería en este momento cuando los propios países miembros de la Unión Europea, hicieran profunda reflexión de su falta de protagonismo en la esfera internacional. Esta ausencia de iniciativa, sobre todo en materia de Defensa y Seguridad incluso en el propio solar europeo, les llevó al convencimiento de la necesidad de seguir adelante con el proceso de construcción de Europa. Pero esta vez poniendo especial énfasis en la consecución de una Política Exterior de Seguridad y Defensa Común, la PESC.

La trágica muerte de un joven Teniente durante unas maniobras nocturnas en la Escuela de Operaciones Especiales y la absurda e inverosímil versión oficial del suceso llevan a su padre, Coronel del Ejército, a reclamar ante la Justicia Militar una explicación sobre lo sucedido. La petición de responsabilidades a los más altos Mandos de aquel supuesto táctico le enfrenta a parte de la cúpula del Ejército, que llega a presionarle con su futuro profesional. Tras negársele el ascenso y en plena batalla legal para la vista del caso ante el Tribunal Militar, el Coronel es destinado inesperadamente a la antigua Yugoslavia como Jefe de Operaciones de los Observadores Militares. Mientras el horror del conflicto que se vive en los Balcanes sacude profundamente su espíritu, él no cesa en su empeño de buscar a los verdaderos responsables de su propia tragedia personal. El relato de una experiencia tan brutal configura el testimonio verídico de una cruzada en busca de justicia. Arturo Vinuesa es Coronel del Ejército. Sus 35 años de carrera incluyen puestos en el Ministerio de Defensa (Inteligencia y Operaciones) y como Agregado de Defensa en Irak durante las guerras de Irán y del Golfo. Posee varias cruces al Mérito Militar.

«Yasser Arafat me recibió a la puerta de su residencia en Bagdad, vestido con el verde uniforme castrense de las milicias palestinas, pistola al cinto, tocado con la kefía, emblemático pañuelo universalmente famoso desde que apareció con él en Praga en el Congreso Internacional de Estudiantes de 1956, y esgrimiendo su sempiterna sonrisa.No tenemos fuerzas armadas, ni representación diplomática ante los principales países del mundo, solo piedras frente a la única potencia nuclear de toda la zona aliada de la mayor potencia del globo. Por supuesto que Israel tiene derecho a un Estado, pero nosotros también. [...] Cientos de miles de judíos se han establecido en nuestras tierras después de la II Guerra Mundial, favorecidos por las superpotencias como medida compensatoria de la falsa conciencia de su responsabilidad pasiva por el Holocausto. Pero nosotros no tuvimos nada que ver en dicha masacre#, en ese genocidio. Ahora nos sentimos como tontos útiles, como paganos de una deuda que jamás contrajimos.» El receptor de esas confidencias no podía por menos que pensar en ellas al decidirse a escribir el presente libro. Durante sus estudios como oficial de Estado Mayor en el Staff College (Reino Unido), coincidió con el teniente coronel del ejército israelí Moshe Yalom, quien años más tarde llegaría a ser jefe del Estado Mayor de la Defensa. En los descansos entre clases, en recepciones y en veladas compartidas en su casa o en la de su vecino a la luz de la menorá, tuvo la oportunidad de escuchar sus razonamientos: «La proeza de los colonos judíos en las desérticas tierras de Palestina convirtiendo esos parajes en un vergel y construyendo un Estado desde la nada, no tiene parangón en la Historia.Somos el único Estado democrático en toda la zona y el verdadero escudo avanzado de la civilización occidental.» Nadie que pretenda abordar de manera objetiva el conflicto palestino- israelí puede sustraerse a la realidad de ambos argumentos. Ahí yace el verdadero