Claude Boujon

Grisu eta Gaztaina untxiak bakean bizi ziren, bakoitza bere ziloan eta elkarren ondoan. Baina noizbait samurtu ziren.. Hara non, borrokan ari ziren aldi batez, azeri gose-hamikatu bat hurbiltzen zaien...Gaiak: elkarbizitza, besteen desberdintasuna onartzea

Un grand classique des maternelles en version tout-carton. Monsieur Lapin n’aime plus les carottes ! Trop monotone ! Mais que manger alors ? Peut-être pourrait-il piocher dans les assiettes des autre

Els cargols no tenen històries, o no en tenien fins que es va escriure aquest llibre, el primer que en parla d'una manera diferent a com ho fan els llibres de cuina, els quals s&

De 3 a 5 años. Al señor Conejo no le gustan las zanahorias. Un día decide salir de su casa para saber qué comen los otros animales. Pero se encuentra un zo

De 3 a 5 años. Al señor Conejo no le gustan las zanahorias. Un día decide salir de su casa para saber qué comen los otros animales. Pero se encuentra un zo

Els cargols no tenen històries, o no en tenien fins que es va escriure aquest llibre, el primer que en parla d’una manera diferent a com ho fan els llibres de cuina, els quals s’obst

Había una vez, dos madrigueras vecinas. En una vivía el señor Bruno, un conejo marrón; en la otra, el señor Grimaldi, un conejo gris. Al principio de su convivencia, se entendían a las mil maravillas. Cada mañana se saludaban amablemente: -Buenos dias, señor Bruno -decia el conejo gris. -Buenos dias tenga usted, señor Grimaldi -decia el conejo marron. Pero un dia, las cosas empezaron a cambiar... A partir de 5 años

Los caracoles no suelen ser los protagonistas de los cuentos. Pero nuestro caracol es un gran narrador. En este libro nos cuenta un montón de historias sobre un conejo, un gato, una mariposa...

Los caracoles no suelen ser los protagonistas de los cuentos. Pero nuestro caracol es un gran narrador. En este libro nos cuenta un montón de historias sobre un conejo, un gato, una maripo

Había una vez, dos madrigueras vecinas. En una vivía el señor Bruno, un conejo marrón; en la otra, el señor Grimaldi, un conejo gris. Al principio de su convivencia, se entendían a las mil maravillas. Cada mañana se saludaban amablemente: —«Buenos días, señor Bruno.» —decía el conejo gris. —«Buenos días tenga usted, señor Grimaldi.» —decía el conejo marrón.