Douglas Murray

Un polémico ensayo sobre la corrección política y la libertad de expresión. Contiene un nuevo epílogo del autor. Las masas se han vuelto locas. Basta con seguir las redes sociales o los medios de comunicacion para ser testigos de la histeria colectiva en la que se ha convertido el debate politico. Cada dia alguien nuevo clama que algo le ha ofendido: un cartel que cosifica, una conferencia que debe ser censurada, una palabra que degrada. Vivimos en la tirania de la correccion politica, en un mundo sin genero, ni razas ni sexo y en el que proliferan las personas que se confiesan victimas de algo (el heteropatriarcado, la bifobia o el racismo). Ser victima es ya una aspiracion, una etiqueta que nos eleva moralmente y que nos ahorra tener que argumentar nada. Con un estilo provocador y una estructura argumentativa sin fisuras, el autor trata de introducir algo de sentido comun en el debate publico, al tiempo que aboga con vehemencia por valores como la libertad de expresion y la serenidad actuales.

Si la historia de la humanidad es un relato construido sobre la esclavitud, la conquista, el genocidio y la explotación, ¿por qué son solo las naciones occidentales quienes asumen su cuota de responsabilidad? Hoy en dia, parece que celebrar las contribuciones de otras culturas es algo perfectamente aceptable, mientras que hablar de sus defectos y crimenes es un acto de odio. Por el contrario, uno puede flagelarse por las atrocidades presentes y pasadas de su propio pueblo, pero alabar sus contribuciones y epocas de gloria es reaccionario y colonialista. En La guerra contra Occidente, Murray describe como las personas bienintencionadas se dejan engañar por una retorica antioccidental hipocrita e incoherente. Si los actos de xenofobia y discriminacion son condenados en Europa y Estados Unidos, ¿por que no denunciar el racismo genocida que tiene lugar hoy en Oriente Medio y Asia? No son solo los academicos deshonestos quienes se benefician de este fraude intelectual, sino tambien las tiranias, felices de que el mundo desvie la mirada de sus propios actos. Tras el exito de La masa enfurecida, un libro que ahondaba en las perversas politicas de identidad, Douglas Murray centra ahora su atencion en la guerra cultural y aboga por una idea que, por demasiado obvia, algunos parecen ignorar: para que los ideales y valores de Occidente sobrevivan, primero hay que defenderlos.

The Nº 1 Sunday Times BestsellerLas masas se han vuelto locas. Basta con seguir las redes sociales o los medios de comunicación para ser testigos de la histeria colectiva en la que se ha convertido el debate politico. Cada dia alguien nuevo clama que algo le ha ofendido: un cartel que cosifica, una conferencia que debe ser censurada, una palabra que degrada. Vivimos en la tirania de la correccion politica, en un mundo sin genero, ni razas ni sexo y en el que proliferan las personas que se confiesan victimas de algo (el heteropatriarcado, la bifobia o el racismo). Ser victima es ya una aspiracion, una etiqueta que nos eleva moralmente y que nos ahorra tener que argumentar nada. Pero como nos recuerda Douglas Murray en este polemico libro que ha sido menospreciado por la izquierda biempensante y que se ha con - vertido en un fenomeno de ventas sin precedente en el Reino Unido: La victima no siempre tiene razon, no siempre tiene que caernos bien, no siempre merece elogio y, de hecho, no siempre es victima. Con un estilo provocador y una estructura argumentativa sin fisuras, el autor trata de introducir algo de sentido comun en el debate publico, al tiempo que aboga con vehemencia por valores como la libertad de expresion y la serenidad actuales.

À notre époque postmoderne, où les grands récits religieux etpolitiques se sont effondrés en Occident, émerge, à côté del’horizon écologique, une véritable « politique de l’identité »,un désir croisé

The Strange Death of Europe is a highly personal account of a continent and culture caught in the act of suicide. Declining birth-rates, mass immigration and cultivated self-distrust and self-hatred have come together to make Europeans unable to argue for themselves and incapable of resisting their own comprehensive change as a society. This book is not only an analysis of demographic and political realities, but also an eyewitness account of a continent in self-destruct mode. It includes reporting from across the entire continent, from the places where migrants land to the places they end up, from the people who appear to welcome them in to the places which cannot accept them. Told from this first-hand perspective, and backed with impressive research and evidence, the book addresses the disappointing failure of multiculturalism, Angela Merkel's U-turn on migration, the lack of repatriation and the Western fixation on guilt. Murray travels to Berlin, Paris, Scandinavia, Lampedusa and Greece to uncover the malaise at the very heart of the European culture, and to hear the stories of those who have arrived in Europe from far away.In each chapter he also takes a step back to look at the bigger issues which lie behind a continent's death-wish, answering the question of why anyone, let alone an entire civilisation, would do this to themselves? He ends with two visions of Europe - one hopeful, one pessimistic - which paint a picture of Europe in crisis and offer a choice as to what, if anything, we can do next

SUNDAY TIMES NUMBER ONE BESTSELLER'The most important book of the year' Daily MailThe brilliant and provocative new book from one of the world's foremost political writers'The anti-Western revisionists have been out in force in recent years. It is high time that we revise them in turn...'

SUNDAY TIMES NUMBER ONE BESTSELLER 'The most important book of the year' Daily Mail The brilliant and provocative new book from one of the world's foremost political writers 'The anti-Western revisionists have been out in force in recent years. It is high time that we revise them in turn...' In The War on the West, international bestselling author Douglas Murray asks: if the history of humankind is one of slavery, conquest, prejudice, genocide and exploitation, why are only Western nations taking the blame for it? It's become perfectly acceptable to celebrate the contributions of non-Western cultures, but discussing their flaws and crimes is called hate speech. What's more it has become acceptable to discuss the flaws and crimes of Western culture, but celebrating their contributions is also called hate speech.

Con una visión aguda y bien documentada, Douglas Murray viaja por toda Europa para examinar de primeramano la inmigración masiva, la desconfianza y desilusión que han contribuido a la propia desaparición de un continente que se enfrenta a su propia desaparición. Desde las costas de Lampedusa a los campos migrantes de Grecia, y desde Coloniaa Londres, estudia de forma crítica los factores que se han unido para incapacitar a los Europeos a resistir a su alteración como sociedad. En este libro trata los lamentables fallos del multiculturalismo, de la política de Angela Merkel sobre laemigración, de los fallos de la repatriación y del sentimiento de culpa occidental, descubriendo el malestar existente en el propio corazón de la cultura Europea y escuchando los relatos de aquellos que han llegado desde tierras lejanas.Douglas Murray estudia a fondo las causas de este fenómeno, tan vigente y tan dramático, su realidad presente, los problemas que tal situación conlleva y sus posibles consecuencias,dejando que sea el lector el que extraiga sus propias conclusiones de un fenómeno social tan candente.«Douglas S. Murray ha pintado en The Strange Death of Europe un cuadro dolorosamente lúcido sobre unaEuropa resignada a su desaparición.» FRANCISCO JOSÉ CONTRERAS

Las masas se han vuelto locas. Basta con seguir las redes sociales o los medios de comunicación para ser testigos de la histeria colectiva en la que se ha convertido el debate político. Cada día alguien nuevo clama que algo le ha ofendido: un cartel que cosifica, una conferencia que debe ser censurada, una palabra que degrada. Vivimos en la tirania de la correccion politica, en un mundo sin genero, ni razas ni sexo y en el que proliferan las personas que se confiesan victimas de algo (el heteropatriarcado, la bifobia o el racismo). Ser victima es ya una aspiracion, una etiqueta que nos eleva moralmente y que nos ahorra tener que argumentar nada. Pero como nos recuerda Douglas Murray en este polemico libro que ha sido menospreciado por la izquierda biempensante y que se ha con - vertido en un fenomeno de ventas sin precedente en el Reino Unido: La victima no siempre tiene razon, no siempre tiene que caernos bien, no siempre merece elogio y, de hecho, no siempre es victima. Con un estilo provocador y una estructura argumentativa sin fisuras, el autor trata de introducir algo de sentido comun en el debate publico, al tiempo que aboga con vehemencia por valores como la libertad de expresion y la serenidad actuales.

Si la historia de la humanidad es un relato construido sobre la esclavitud, la conquista, el genocidio y la explotación, ¿por qué son solo las naciones occidentales quienes asumen su cuota de responsabilidad?Hoy en dia, parece que celebrar las contribuciones de otras culturas es algo perfectamente aceptable, mientras que hablar de sus defectos y crimenes es un acto de odio. Por el contrario, uno puede flagelarse por las atrocidades presentes y pasadas de su propio pueblo, pero alabar sus contribuciones y epocas de gloria es reaccionario y colonialista.En La guerra contra Occidente, Murray describe como las personas bienintencionadas se dejan engañar por una retorica antioccidental hipocrita e incoherente. Si los actos de xenofobia y discriminacion son condenados en Europa y Estados Unidos, ¿por que no denunciar el racismo genocida que tiene lugar hoy en Oriente Medio y Asia? No son solo los academicos deshonestos quienes se benefician de este fraude intelectual, sino tambien las tiranias, felices de que el mundo desvie la mirada de sus propios actos.Tras el exito de La masa enfurecida, un libro que ahondaba en las perversas politicas de identidad, Douglas Murray centra ahora su atencion en la guerra cultural y aboga por una idea que, por demasiado obvia, algunos parecen ignorar: para que los ideales y valores de Occidente sobrevivan, primero hay que defenderlos.