A veces suele, Blaustein, como al descuido y sin énfasis, dejar caer algún relato con destino memorable. En eso, como con las pertinaces hormigas, se repite. Un narrador cada vez más afilado y preciso que no ha perdido soltura ni inhibe el humor, con todo lo que (le / nos) paso. Lector y escritor aventurero sin red ni pudores, testigo de los confiables, agente no secreto de la memoria generacional, a Blaustein le duele, pero lo sabe contar sin otros subrayados que la excelencia de la escritura y los plenos permisos de la peripecia. Aca vuelve a patear el tablero realista, pero uno siempre puede juntar las piezas y lo que se arma con la historia del tipo y su entorno terminal- es una alegoria renga y fenomenal de la corrosion y perdida de la familia, el remate degradado del Paraiso que supimos destruir. La biografia y la Historia colectiva.Pero no solo, claro. Tiremos algunas lineas. El imaginario puede ser apocaliptico -Dick pero en el paisaje interior bonaerense de Soriano y Briante-, el ominoso cielo puede ser de Lovecraft dibujado por Breccia, la cosmogonia de los mundos sucesivos y rehechos del explicito Popol Vuh, pero bajado o corrido a Levrero. Y no son filiaciones sino contiguidades en los casilleros de este disperso lector. Por eso, acaso o pese a Worsdworth y el Rey Lear, para mi el tipo es el sujeto de Wimpi, este avatar tragico del eterno gusano loco que supimos conseguir. Tremenda y hermosa novela, la de Blaustein. Este tipo cada vez escribe mejor.
La reproducción de 300 tapas de diarios y revistas, más de 2.000 citas textuales y decenas de notas y artículos reproducidos in extenso cuentan la historia del "Proceso" como no había sido contada hasta ahora. Cuentan tambien la historia (olvidada) de diarios, revistas y agencias noticiosas durante los 2978 dias del ultimo gobierno militar. Es un intento de explicacion del papel de la prensa en los años de plomo y una aproximacion al imprescindible debate sobre los medios hoy.