EMILIO ARNAO

En palabra del autor, Umbral es el escritor toal. Todo un género literario que hace de la lengua castellana un pronunciamiento violento y profesional. ..

Jean Genet fue el último poeta maldito del siglo XX. Hijo de madre prostituta y de padre desconocido para la literatura francesa Genet significa el creador sin ruta de todo orden homosexual, la epistemología de la criminalidad, de la mendicidad, de aquello que a Lacan no le gustaba ni entendía en absoluto. Es su literatura una literatura a contradiós, un degollamiento de la realidad, un encuentro con el tenis oscuro de la cocaína y las cárceles de Europa. Genet escribió la mayoría de sus obras estando en prisión y desde allí se enfrentó a un mundo no correspondido, pues su vida de poeta ladrón, en su juventud defenestrada, había sido cruel como la filosofía epicurea, rebelde como las manos del marqués de Sade, inquieta como la sexualidad celebrante. Genet murió en París y su cuerpo fue enterrado en el cementerio español de Larache, solo, como un travesti del Raval, como el existencialismo de Sartre, "comediante y mártir", antes de que se publicara su mejor novela, "Un cautivo enamorado", ese ensayo creativo sobre los campos palestinos y la revolución de los fedayyin, cuando, ya olvidada la juventud hortera, Genet decide funcionar hacia las causas nobles, hacia los sentidos sentimientos. Genet, hoy por hoy, todavía está por descubrir, nosotros, con este ensayo literario, intentamos acercar la figura de este maldito que algo tiene de Rimbaud para destrenzar el tiempo oscuro e inmóvil e implacable de los asesinos. Nos espera Genet

Estos poemas de la mundialización escritos por Arnao, poemas de largo verso y contraataque surrealista, intentan ser el acercamiento a una época convulsa que nos agota y nos azota. La mundialización ya no es la posmodernidad, en todo caso, se ha quedado vieja de tanto disparo neoliberal y de tantas multinacionales nike. Hay que desmontar la globalización, aunque sea con un mondadientes. Existen hombres con números dígitos y maletines que se hacen ricos por el camino de la especulación. Los niños de África mueren de sida mientras las petroleras beben el whisky de los césares. Hay qye nombrar las palabras con todo su sentido: justicia, igualdad, libertad, democracia, solidaridad. Pero estos términos están hoy deglutidos por los señores del oro y por los políticos del cacao. La mundialización alternativa, la que se denuda en Porto Alegre, será posible si existe un verdadero espíritu de lucha. No basta con unos cuantos. Debemos ser todos los que abramos los telediarios y rompamos los informativos, porque son los canales de la globalización de Davos. Mientras eso no sea así, todavía estaremos andando por el camino de la infamia.

"Este libro es el intento de demostrar que a Raúl del Pozo su madre lo bien parió. Como joven provinciano tomó un tren que le alejara de la provincia para llegar a Madrid, donde se tuvo, en

Esta novela corta adquiere el sello siempre ineludible de Emilio Arnao. Dos personajes -Augurio Hipocampo y Aitor Zarranuza- fuerzan una historia de amores entrecruzados. Elena, la Bella, es el enlace entre siniestro y luciente entre ambos. Para ambientar el itinerario, dos paisajes -Andratx y Getxo- pronostican este ir y venir de los acontecimientos sorprendentes que no evitan...

Esto no es una novela. Tampoco podríamos decir que se trata de un relato contemporáneo y urbano. En todo caso, Emilio Arnao, con sus infiernos lo que busca es levantar la fascinación de la palabra y la accion narrativa para ofrecerle al lector una bola de grasa que se le ira abriendo desde la cabeza hasta los pies. Dos personajes, varios anecdoticos, el recuerdo de un primer amor, una niña que espera en una calle de barrio bajo la lluvia y, sobre todo, el gran dolor de un joven que lee campos de dios la terribilidad de los dias , el peligro de la droga, la violencia y los amores mas sucios o mas puros como una actitud rebelde y romantica ante la vida, una vida que es magica y subterranea, un hombre que va, en esas velocidades del corazon, hacia el barranco de la autodestruccion.

Este libro no es un tratado teológico ni siquiera quiere parecerse a una lección moral, es lo que es, una novela ficcional sobre la vida de Jesús de Nazaret, esto vaya por delante. Es éste un Jesús que nada tiene que ver con el de los evangelios, pues el autor inventa mundos heterogéneos que le imponen una biografía muy distinta a la bíblica. La transformación del nazareno tiene que ver más con unas valoraciones humanísticas, propias de una educación intelectual que le lleva a estar en contacto con la filosofía grecolatina más que con la judaica, ocasionando en su edad de peregrino una remembranza de profundos conocimientos interiores más humanos que proféticos. La profecía aquí no se produce, pues el milagro tal y como nos lo imaginamos no se da, sino tan sólo una valoración de los sentidos espirituales propios de un hombre que ama al mundo sobre todas las cosas y que ama a todo cuanto le rodea, con sentido de existencia única y valores mínimos, que es lo que intenta transmitir en sus predicaciones. Jesús no será un profeta, sino un hombre que ame y que sane por medicación de la ciencia, del sentido de la realidad, de la praxis, de la filosofía. Los hechos producidos en los evangelios en esta novela serán trastocados violentamente hasta el punto de poder ser blasfemados y provocar el interés del escándalo.

Un avión marcha desde Madrid con destino a México DF. El protagonista tiene como misión ayudar a una ONG a unas labores de cooperante con los pueblos indígenas de la huesteca potosina de San Luis de Potosí. En Xixitla se encontrará con un grupo de occidentales con la misma intención, pero no será hasta que se adentre en el mundo de los indígenas cuando se dé cuenta de la cruda realidad de ese pueblo y esa cultura tan olvidada por el gobierno mexicano, desde la discriminación de los ancestros hasta el ostracismo de las selvas. De todas formas, así como vayan pasando los días la novela se irá convirtiendo en el origen del mundo, en el poder de las fabulosas tierras, en la magua de las montañas en que los mitos culminan bajo el sol la vida, la heridas, el tiempo, el café, la enfermedad o los hijos. De repente hay un momento en el relato en que aparecen los jóvenes de la antiglobalización, unos jóvenes mexicanos, artistas y críticos con la situación del país y del mundo que propondrán al protagonista otra forma, la suya, de enfrentarse a un mundo que propondrán al protagonista otra forma, la suya, de enfrentarse a un mundo capitalista globalizado. Pero a mitad de recorrido aparece Alejandra, los pies de la india Alejandra, y todo se complica. La novela es una historia de amor entonces.

César Vallejo, pese a lo que se diga, murió de paludismo, murió de pobreza, en París, una tarde de aguacero, casi como él predijo, pero sus poemas nos quedan como una torrentera de vanguardia que nos despista y nos anonada. Seguramente, casi antes que Huidobro, fue el primer poeta vanguardista que dio Latinoamérica, él que construyó todo un telar de palabras alrededor de la ideas obsesiva del amor y la muerte, porque él fue amor y muerte al mismo tiempo (murió muy joven), y así determinó toda una época de palabras que buscaron no otra cosa sino la salvación del hombre por el hombre mismo, porque Vallejo fue un tiempo de dolor, una luz apagada, una escritura de verso triste, pero maravilloso. Roland Barthes dijo aquello de "escribir es un verbo intransitivo", esto se da en Vallejo, una intransitivitad de cuerpo y alma, echada hacia delante, con todos los golpes que la vida va dando: "hay golpes en la vida", con todo un lenguaje de nervaduras inquietas que va corroyendo las lentejuelas de los días, porque vivir quizá ya no valiera la pena, tan sólo escribir y escribir poemas, en París o en Perú, en Santiago de Chuco o en Trujillo, daba lo mismo, pero se trataba de escribir, para salvar la cara y los artículos indeterminados. Vallejo ocurre que murió de paludismo