Eusebio Fernández García

Encuadernado en rústica semirrígida y con cubierta gris. Edición de 1987 (reimpresión, 1998).

La presente obra es resultado de un trabajo de investigación de carácter colectivo que se inició hace ya algunos años. Aparece recogida en tres volúmenes publicados por la editorial Dykinson, continuadores de un primer tomo sobre la historia de los derechos fundamentales en lo que se conoce como el Transito a la Modernidad (siglos XVI Y XVII..)

ÍNDICE: Introducción. I. La Razón de Estado. II. Razón de Estado y Contrarreforma. Buena y mala Razón de Estado. III. ¿Justificación ética de la Razón de Estado?. IV. La Razón de Estado y el Estado de Derecho. V. Razon de Estado y racionalidad politica. Conclusion. Bibliografia.

Se recogen en el presente libro una serie de trabajos enlazados por una idea que da cierta unidad a su contenido: la de que resulta fructífero, para la compresión de la función y del valor del Derecho en una sociedad, llevar a cabo un examen de éste sin olvidar sus relaciones con la Moral y la Política. Ello determina una forma de hacer Filosofía práctica, en conexión estrecha con la Etica y con la Filosofía Política. Conviene tener en cuenta que lo que se está proponiendo no equivale, en ningún caso, a una peligrosa confusión entre los planos de cada una de las tres disciplinas, ni a una invasión de una o unas por la otras u otra. La distinción, entre la Moral, el Derecho y la Política es un importate logro de las sociedades libres y plurales. Tampoco la necesaria objetividad del estudio y del que aplica el Derecho debe verse empañada por la toma de partido o por la crítica sectaria. Lo que aquí se desea recordar es mucho más sencillo: el Derecho es en cuanto a su creación, y en cierta medida también por lo que respecta a su aplicación e interpretación, una opción moral y política, puesto que todo ordenamiento jurídico está inspirado en un conjunto de valores y principios de moralidad pública y social y en una filosofía política. Además, la racionalidad de la argumentación jurídica, vista desde la perspectiva de las propias reglas internas del sistema, no tiene que verse afectada negativamente por el hecho de destacar que toda norma y toda decisión jurídica pueden ser objeto de valoración moral y política.