HECTOR BERLIOZ

La princesse Carolyne Sayn-Wittgenstein s'installe avec le compositeur Franz Liszt à Weimar en 1847. Tous deux, pendant dix ans, vont s'efforcer de faire de la petite ville allemande une Athènes du Nord et accueillir de nombreux artistes. Berlioz est l'un de ceux-là : il deviendra un familier de Weimar et y fera entendre plusieurs de ses ?uvres au cours de retentissantes " semaines Berlioz " (Benvenuto Cellini, Harold en Italie, La Damnation de Faust, Roméo et Juliette...). Une correspondance suivie entre Berlioz et la princesse Carolyne est inaugurée dès 1852. Elle se poursuivra jusqu'en 1867, bien après que la princesse se sera séparée de Liszt. Le compositeur y confie ses projets, ses ambitions, sa vision du monde et de l'art, et informe la princesse, pas à pas, de l'avancement de la composition des Troyens, opéra qu'elle a encouragé Berlioz à entreprendre et qui lui est dédié. Lettres à la princesse constitue un exaltant roman épistolaire, un voyage sur les cimes de l'expression et du sentiment, conté dans ce style inimitable qui a ravi Flaubert et Roland Barthes.

Berlioz escritor reúne los textos que revelan lo más característico de la desbordante personalidad del compositor. Esta nueva antología de los escritos de Berlioz, la mayoría inéditos en castellano, pretende mostrar una amplia panorámica de la vertiente puramente literaria del músico: utiliza la pluma como un hábil narrador, recorre con maestría todos los registros y dispone de todos los recursos estilísticos a su alcance, mostrándonos un Berlioz literariamente virtuoso a propósito de la música.

Tras una vida sumamente complicada en lo profesional y más aún en lo personal, Hector Berlioz decidió lanzarse a la empresa autobiográfica como una necesidad de justificación ante los ataques sufridos por crítica y público parisinos, así como ante la ausencia de apoyo de las instituciones. El resultado es una obra escrita en un estilo sencillo, directo y alejado del recargamiento sentimental característico de las novelas de la época, en la que hace de la ironía un recurso de ataque eficaz, y del sentido del humor un medio para ganar la complicidad y empatía del lector.Las Memorias son, pues, el producto de la aventura literaria emprendida por un hombre romántico, para quien la música constituye el más alto grado de elevación del alma hacia la verdad. Para Berlioz, el arte está por encima de todo, de las personas y de los aplausos. Tan sólo hay una cosa que se sitúa a su misma altura: el amor. En efecto, el amor y la música constituyen los dos grandes temas de esta obra. La verdadera protagonista es, sin duda, la música, de tal modo que el fin artístico que se pretende alcanzar surge de la configuración literaria de datos musicales. En sus páginas aparecen orquestas, compositores, directores, virtuosos y cantantes que, como personajes, van urdiendo la trama autobiográfica del autor. Pero, de forma paralela, todo el libro es el cauce de una impresionante historia de amor romántico que no alcanza su desenlace hasta el punto final y gracias a la cual lo acerca a la apariencia de una novela.Este libro se erige, tan sólo un pequeño escalón por encima de Las tertulias de la orquesta, como la obra en prosa más sobresaliente sobre música y, sin duda, como el mejor libro escrito por músico alguno. Al contrario que otros compositores, Berlioz fue escritor por vocación. Como tal, siente la necesidad de expresarse con la pluma para defender su credo artístico y su propia concepción de la estética musical frente a los usos parisinos contra los que le tocó luchar a lo largo de toda su vida. El Berlioz escritor, más que convertirse en narrador de su vida, va a ser un cronista encargado de mostrar al mundo las desventuras de un artista en su afán por desenvolverse en una época y un lugar nada favorables al arte.

De modo incontestable, por su estilo noble, elevado, firme, atrevido, expresivo, poético y siempre nuevo, Beethoven es el centinela de la civilización musical.” En su triple condición de compositor,

El tema fundamental del presente libro, uno de los monumentos músico-literarios del siglo XIX, es la práctica musical. En él, Berlioz imagina una orquesta de ópera de mediados del siglo XIX, cuyos