Las cartas que se recogen en ¡Cuídate, que vales mucho! son cartas auténticas. Corresponden al intercambio epistolar mantenido entre dos amigos (Íñigo y Alfredo) durante el último año de Periodismo que Iñigo curso en Madrid. A pesar de la diferencia de edades que los separa, su amistad es vieja y probada y, quizas por ello, el talante de sus cartas es siempre diafano y directo, sin artificios, coherente con la confianza plena, la sinceridad cristalina y la lealtad sin fisuras que impregnan su amistad. En las cartas se tratan asuntos tan cotidianos como el arte de convivir, las prisas, la amistad, la necesidad de divertirse, la importancia del buen humor, las diferencias entre el enamoramiento y el amor, la educacion de los hijos, la listeza de combinar inteligencia y libertad, los diversos modos de afrontar las realidades inevitables, incluso de la propia muerte, etc. En definitiva, asuntos que nos afectan a todos, influyen en nuestras decisiones diarias y condicionan mucho nuestros niveles de felicidad. Por su caracter epistolar, permite una lectura discontinua, aunque la originalidad y el atractivo de las vidas de ambos protagonistas, tan vivamente reflejados en las cartas, haga costoso el decidir donde detenerse. Su lectura proporciona al lector, ademas de numerosos momentos de solaz esparcimiento, un enriquecimiento vital intenso y un singular placer intelectual.
La última campanada relata la historia de un joven oficinista que, cansado del ajetreo y del estrés de la ciudad y, tras leer una inesperada noticia, decide regresar al pueblo en el que transcurrió su infancia y adolescencia. Sus paginas evocan un mundo entrañable, claramente positivo y con un fuerte componente emocional que aporta una mirada sincera y de recia ternura a la vida del protagonista y de su inefable amigo Gabriel.El autor tiene la habilidad de captar la atencion del lector desde el primer momento y de guiarle con admirable maestria, por entresijos inesperados, hasta el sorprendente desenlace final. La ultima campanada es una velada critica hacia ese progreso mal entendido que, en vez de suponer un autentico avance personal y social, solo consigue la alienacion de las personas y mutila, en gran medida, sus emociones mas genuinas, sencillas y bellas.Esta novela de Iñigo Salinas, por su tematica y narrativa, recuerda a las mejores novelas rurales de Miguel Delibes.