"Solo los viejos elegían morirse de noche; los más jóvenes o los niños se iban al amanecer. Así había sucedido desde siempre. Pero la tía Cecilia, chocha y vieja, fue a morirse en pleno día".En su mundo, cada cual tiene su merecido y hasta un grillo puede hacer justicia.
No existe llave para liberar el candado de la puerta del alma. Penetrar en su universo es privilegio de quienes se detienen a mirar por el ojo de la cerradura... Nadie sabe realmente lo que sucede puertas adentro. Solo un testigo tan creible como audaz podria darnos cuenta de ello. Y quien mejor que la protagonista de estas historias, que nos invita a entrar no solo en las casas de las personas a las que cuida sino tambien en el espacio intricado de la propia existencia. ¿Y quien se atrevera a ponerle puertas al mar?