Durante el período de entreguerras, Berlín constituye la máxima encarnación de la modernidad. A pesar de los conflictos políticos y de la miseria, se crea un ambiente cultural irrepetible: la industria del cine alcanza cotas solo comparables con el Hollywood de la epoca, la vida teatral no tiene parangon en Europa, la radio y la prensa completan este brillante panorama. A diferencia del Londres victoriano, el auge de la ciudad tambien se refleja en la liberalidad de las costumbres, con la aparicion de un nuevo tipo de mujer, moderna y sexualmente liberada. Pero es tambien la epoca de la crisis politica y la galopante inflacion, premonitorias del imparable ascenso del nazismo, con el que se cierra tristemente el periodo de mayor esplendor de la capital alemana.