Myanmar no es, ni mucho menos, uno de los países más fáciles o cómodos para visitar en Asia, pero ofrece maravillosos paisajes y su gente es increíblemente amistosa; además, una visita permite ser testigo del funcionamiento de un régimen grotesco, inepto y orwelliano que mantiene a esta nación aislada del resto del mundo. Debido a los esfuerzos del Gobierno por evitar las influencias extranjeras, Myanmar es uno de los países del mundo con menor influjo occidental. Muchas personas se dejan cegar por ese pintoresquismo, pero conviene no olvidar las realidades políticas que crearon esa situación.