María Mérida

Es un libro de mezclas sabiamente dosificadas, como lo define D. Eduardo Torres-Dulce, un erudito intelectual experto en arte poético. María Mérida -añade- es una escritora que, a través de un español terso, preciso y cálido, cultiva las palabras con el ritmo misterioso y secreto de los versos y las rimas. Capítulo a capítulo se adentra en un territorio que conoce bien porque los libros de la Generación del 27 y sus herederos, han formado parte de sus equipajes vitales.

Silencio y duende es una nueva incursión de María Mérida en la Tauromaquia, en la que, además de hacer una profunda y serena reflexión en torno a esos dos aspectos fundamentales de la fiesta de los toros recogidos en el título, pone de relieve el lado más íntimo de la personalidad de varios de los diestros más importantes de las últimas décadas.Después de publicar La torería, una obra de “apremios, de claridades y de estímulos”, como señala en su prólogo Federico C. Sainz de Robles, Silencio y duende, muy bien editado por el Aula de Cultura “La Venencia” de Santander y prologado por el Catedrático Juan Gómez Castañeda, “queda puesto en suerte para que el lector se acerque a él dispuesto a tomar los vuelos de sus páginas y bebérselas en corto y por derecho”.

¿Cómo llega un niño, un adolescente, un joven a convertirse en transgresor de las normas, en un ser humano antisocial, en un delincuente?¿Son los menores víctimas o verdugos de una sociedad hostil, violenta y carente de referentes morales, éticos y educacionales?¿De quién o de qué depende evitar que este proceso acelerado continúe y se haga imparable? Sin duda de los adultos; cuyo ejemplo, relación y trato con la infancia influyen decisivamente en su desarrollo y en su futuro.Como dice la magistrada Mª Jesús Coronado, prologuista de esta obra, “el fenómeno de la delincuencia, y en especial de la generada por los menores, nos atañe a todos”. La periodista y escritora María Mérida hace en este libro una completa y rigurosa exposición de dicha problemática y proporciona las claves, a través de numerosos e importantes testimonios de expertos en la materia, para lograr que los muchachos de hoy se integren en una sociedad progresista y pacífica, como señala la nueva Ley de Responsabilidad Penal del Menor recientemente aprobada.

“El mundo del toro es un arcano, con su misterio efímero y permanente a la vez de tragedia y de gloria” ... Palabras que parecen haberle sido otorgadas a María Mérida en un instante de iluminación. La torería es una aproximación al arcano y al misterio desde el único resquicio que al escritor le queda abierto, la meditación. Aunque la emprendida por María Mérida sea muy singular. Un libro de apremios, de claridades y de estímulos. Ha abierto una vía de difícil retorno para quien quiera situarse ante el castillo, por fortuna todavía encantado, de la tauromaquia.

En esta novela se narra la aventura humana de una saga familiar marcada por un aciago destino tejido de incomprensiones, fracasos, grandezas, desesperanza, soledad y tragedia.Un dramático relato, basado en hechos reales, ocurridos en una comarca de la España rural y sureña, de raíz arábigo-andalusí, a finales del siglo XIX y principios del XX, en el que se aúnan emociones, sentimientos y se reflexiona sobre los valores trascendentales de la vida, la muerte, el amor, la amistad, la religión, la libertad... y sobre todo, la búsqueda incansable de la propia identidad.

En esta semblanza biográfica del torero José Tomás la autora cuenta lo que ha visto y oído de él, además de analizar personalmente sus hechos y sus palabras (aunque sea muy parco en ellas), y sentir la emoción que emana de su forma de torear y la admiración inevitable que suscita su concepto del toreo. Resulta incuestionable que este diestro ha sobrepasado las lindes de gran figura para convertirse en un torero mítico, además de ser un evidente fenómeno social que ha concitado la mayor expectación y afición conseguidas hasta este momento, a pesar de tener rivales poderosísimos que luchan con gran valentía, raza, coraje y extraordinaria preparación por arrebatarle el cetro y el mando en el ruedo.