María Pilar Sáez de Albéniz Arregui (Pamplona, 1965) es arqueóloga, licenciada en Geografía e Historia y diplomada en Artes Liberales. Desde niña sintió la vocación de buscar respuestas en la vida cotidiana de sus antepasados, unos ancestrales y otros más cercanos en el tiempo; por ello, su trayectoria profesional se ha desarrollado en la investigación tanto arqueológica como etnográfica. En la disciplina etnográfica ha compaginado el trabajo de campo (registro de tradición oral) con el inventariado de bienes muebles, documentación y otros elementos, gran parte de ellos fechados en la guerra civil española, tanto en fondos de museos como en distintas instituciones; uno de esos estudios quedó reflejado en el libro Vivir para vivir (Gobierno de Navarra, 2010). Miembro de los grupos Etniker Navarra y colaboradora en el Atlas Etnográfico de Vasconia, ha seguido siempre las enseñanzas de don José Miguel de Barandiarán. En la actualidad, licenciada en Ciencias Religiosas y estudiosa de distintas espiritualidades, mantiene su inicial interés por profundizar en la intimidad del ser humano y por reconocer en las sociedades tradicionales las formas de religiosidad y manifestaciones espirituales que las traspasan.
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El 19 de julio de 1936, Mateo Arbeloa partió a la guerra como voluntario carlista desde Mañeru (Navarra), dejando en casa a su esposa Josefina Muru y a su pequeño hijo Manolín, de solo seis meses. El requete y su queridica Josefina intercambiaron, en los meses siguientes, un centenar de cartas en las que, de forma sincera y sobrecogedora, plasmaron la realidad cotidiana del conflicto desde dos perspectivas dispares: la crudeza del frente norte y la experiencia de una retaguardia familiar que trataba de salir adelante. El hilo conductor entre ellas es el amor desbordante de un matrimonio joven, lleno de proyectos e ilusiones, que debe afrontar los trances y los debates internos que emergen ante los horrores de la contienda, las ausencias, los ideales y el sentido del deber. Como telon de fondo permanente, la fe confiada de dos personas sensibles y profundamente creyentes. Mateo fallecio el 27 de abril de 1937 por sus heridas en combate y dejo, con Josefina, quiza el mejor y mas completo legado epistolar cruzado de nuestra guerra civil. Esta cuidada edicion, anotada e ilustrada con documentos y numerosas fotografias ineditas, nos ofrece una vision intima y directa de la tragedia que trasciende mas alla de lo belico y nos traslada, a traves de su historia, a las olvidadas formas de vivir, pensar, sentir, y tambien morir, en la España rural de la primera mitad del siglo XX.