(...) -Habla. ¿Crees en Él? Barrabás meneó negativamente la cabeza. -¿No? Entonces ¿por qué llevas su nombre en la placa? Barrabás seguía mudo. -¿No es tu Dios? ¿Acaso no significa eso la inscripción? -Yo no tengo Dios -contesto por fin Barrabas, en voz tan baja que apenas se le podia oir. Pero Sahak y el romano lo oyeron, y Sahak le dirigio una mirada tan desesperada, tan llena de dolorosa estupefaccion por aquellas palabras increibles, que Barrabas, a pesar de no haber afrontado semejante mirada, se sintio traspasado hasta lo mas hondo del ser. Tambien el romano parecio sorprendido. -No comprendo dijo-. ¿Por que llevas entonces ese Christos Jesus grabado en la placa? -Porque yo quisiera creer -contesto Barrabas, sin alzar la mirada hacia ninguno de los dos. (...)
Premio Nobel de Literatura 1951 «—Habla. ¿Cres en Él? Barrabás meneó negativamente la cabeza —¿No? Entonces ¿por qué llevas su nombre en la placa? Barrabás seguía mudo. —¿No es tu Dios? ¿Acaso no significa eso la inscripción? —Yo no tengo Dios —contestó Barrabás, en voz tan baja que apenas se le podía oír. Pero Sahak y el romano lo oyeron, y Sahak le dirigió una mirada tan desesperada, tan llena de dolorosa estupefacción por aquellas palabras increíbles, que Barrabás, a pesar de no haber afrontado semejante mirada, se sintió traspasado hasta lo más hondo del ser. También el romano pareció sorprendido. —No comprendo—dijo—. ¿Por qué llevas entonces ese «Cristos Jesus» grabado en la placa? —Por que yo quisiera creer — contestó Barrabás, sin alzar la mirada hacia ninguno de los dos.»