Rafael Alberti

LA ARBOLEDA PERDIDA es el evocador título que dio Rafael Alberti a la obra destinada a recoger sus memorias. Este segundo volumen, escrito una vez reinstalado el poeta en España después de un destierro que duro casi treinta y nueve años, abarca el periodo comprendido entre 1931 y 1987, años marcados por la nostalgia de su tierra y la incertidumbre del regreso que impregnaron la madurez de una existencia de enorme plenitud y riqueza, tanto en el plano vital como en el intelectual, y que abarca practicamente la totalidad de uno de los siglos mas apasionantes de nuestra historia.LA ARBOLEDA PERDIDA es el evocador título que dio Rafael Alberti a la obra destinada a recoger sus memorias. Este segundo volumen, escrito una vez reinstalado el poeta en España después de un destierro que duro casi treinta y nueve años, abarca el periodo comprendido entre 1931 y 1987, años marcados por la nostalgia de su tierra y la incertidumbre del regreso que impregnaron la madurez de una existencia de enorme plenitud y riqueza, tanto en el plano vital como en el intelectual, y que abarca practicamente la totalidad de uno de los siglos mas apasionantes de nuestra historia.

Poemas alegres y festivos, poemas llenos de luz, risueños y traviesos, así son estos poemas chiquininos del eterno niño Rafael Alberti, presentados con bellas ilustr

RAFAEL ALBERTI (El Puerto de Santa María Cádiz, 1902-1999), es uno de los poetas fundamentales del siglo XX. Su obra ha sido traducida a numerosos idiomas y reconocida con los más prestigiosos premios. Marinero en tierra, publicado en 1924, es el poema del mar visto y sentido por los ojos costeros. Esta tratado el tema tomando el mar no en su magnitud epica, sino como un tesoro de sugestiones poeticas breves, aladas y graciosas. El poeta se considera como un desenterrado del mar, como un expatriado que desde la ciudad, que no ve el mar, le sueña y le acaricia, evocandole. Cuando va por las calles de la tierra con el traje merinero que ha pedido que le ponga su madre, camina sobre la ilusion de ir por las calles del mar. En sus aguas ve asomar la primavera; por ellas vislumbra un inverosimil toro azul y oye en ellas pregones submarinos;pide que si su voz muere en tierra, la lleven a la orilla del mar y alli la dejen. Este libro constituye como un sartal de cantares marineros transfundidos a la tonalidad comun de esta primera epoca de refinamiento culto. PEDRO SALINAS

En formato de álbum, cuidadosamente editado, esta antología recoge 23 poemas del reconocido poeta Rafael Alberti, los más adecuados para los pequeños lectores y para quienes se acercan a la poesía como si fueran niños. Maravillosamente ilustrados por Federico Delicado.

Os presentamos otro título de nuestra serie de grandes poetas. Poemas seleccionados con mimo e ilustrados maravillosamente por ilustradores actuales que nos ofrecen su visión y talento para nuesto deleite. Poemas alegres y festivos, poemas llenos de luz, risueños y traviesos, asi son estos poemas chiquininos del eterno niño Rafael Alberti, presentados con bellas ilustraciones de Mariana Ruiz Johnson.

Sí, todos estamos locos aquí y si abrimos la puerta y las ventanas se nos aparecerán más locos. Este es un Litoral delirante y como decía Robert Walser a menudo necesitamos del delirio para mantenernos de algun modo a flote en el oleaje de la vida.Muchas geografias rasgadas del alma humana se nos aparecen en estas paginas, reflexiones y visiones de un mundo alejado de la razon, pero que tienen en esa lejania una atraccion que la hace cercana.Hay algo hipnotico en la locura que invita a seguirla, desde revisar a los clasicos y reencontrarnos con autores que el miedo habia olvidado, leer poemas de suicidas o revisitar films y comics para que otra vez sean los locos los heroes de la historia, como lo eran en la antiguedad, considerados en ciertas culturas como seres elegidos por los dioses.Una edicion apasionante en la que, bajo la coordinacion de la psicoanalista y escritora Maria Navarro, han plasmado su criterio destacados autores: Andres Trapiello, Antonio Gamoneda, Chantal Maillard, Jose Maria Alvarez, Antonio Jimenez Millan, Manuel Montalban, Rosario Crego, Juan de Dios Garcia, Jacobo Gomez, Juan Maldonado, Shula Eldar, Victoria Quirosa, Amalia Rodriguez, Cristobal Gonzalez Montilla y Jorge Aleman en el recuerdo de Leopoldo Maria Panero. Por todo ello resulta un numero iluminador e indispensable, una brujula de lo que produce el sinsentido en el universo de la creacion.

El volumen reúne una serie altamente significativa de las Prosas de Rafael Alberti, al margen de su autobiografía y su teatro, desde su primer artículo, «Paisajes de Vázquez Díaz», revelador de su in

Representa en la obra del poeta gaditano la fusión del presente y el pasado, el homenaje al país que le ha dado acogida y la añoranza de su tierra natal, de los paisajes y los hombres que rodearon su

Marinero en tierrafue el primer libro de Rafael Alberti. Desde el mismo momento de su aparición, en 1925, fue evidente que nos hallábamos ante uno de los textos fundamentales de la poesía española del siglo XX, como vino a demostrar el que obtuviera el Premio Nacional de Literatura concedido por un jurado del que formaban parte Ramón Menéndez Pidal, Gabriel Miró y Antonio Machado, y la carta escrita por Juan Ramón Jiménez que aparecerá abriendo todas las ediciones que se han hecho del libro. Como dice en el prólogo Pere Gimferrer: 'Libro de celebración de los sentidos, Marinero en tierra es también ya libro de interrogaciones sin respuesta; conquista, en un mismo impulso, los dos polos fundamentales de lo poético.'

Supone el reencuentro del poeta desde el exilio con los pasajes más vividos de su propia biografía. Si en la primera parte del libro rememora im-presiones de su infancia, evocando sus días de colegial, la figura de la madre, o la visita a un desierto Museo del Prado, en la segunda -Retornos de amor- recuerda momentos de plenitud de su vida amorosa, dedicando la tercera a una serie de homenajes a sus poetas predilectos.

A los meses de provisionalidad e incertidumbre del comienzo del exilio del autor corresponde la gestación de esta obra, escrita bajo el doble signo de la flor y de la muerte, del «seco olor a sangre