Boldú, tras divorciarse de su segunda esposa, se ve obligado a regresar a la casa de sus padres, pero, a diferencia del hijo pródigo, no lo hace solo, sino junto a su hijo menor, que ha querido irse a vivir con el con la siguiente condicion: en cuanto acabe de dibujar su ultimo comic, Hasta que la muerte nos separe (que precisamente trata sobre el fracaso matrimonial con la madre del niño y la fuga de esta con un incinerador), y consiga publicarlo y cobrarlo, se iran a vivir ellos dos solos a un piso; aunque sea uno de esos de alquiler, pequeñito pero resulton.Una vez"apalancado"en casa de sus padres, Boldu se toma un respiro a cada pagina que dibuja para reponer fuerzas y disfrutar de su recien estrenada libertad de hombre divorciado. Su deambular le lleva a relacionarse con ambientes comprometidos: parejas liberales, traficantes, editores..., e ¡incluso con dibujantes de comic! Todo ello va en detrimento de la culminacion del comic prometido, Hasta que la muerte nos separe, cuyas paginas en blanco y negro, y con una tecnica diferente acabaran incluyendose en este tomo.El arte de criar malvas marca una nueva etapa en la vida del dibujante Ramon Boldu: la que sigue a sus otras dos autobiografias, Bohemio pero abstemio y Memorias de un hombre de segunda mano, que reeditara Astiberri en 2009 en un tomo integral, tras una revision de ambos titulos realizada por el propio autor."Amigos, conocidos, hijos, padres, exesposas... todo este arsenal humano ha sido utilizado por el artista como si fuera una fregona aplicada con saña a las baldosas de la existencia. Leer las historietas de Boldu es asomarse a la intimidad de unos seres humanos, a sus (muchas) miserias y (escasas) alegrias. Es, tambien, asistir a la autoflagelacion de un hombre plenamente consciente de que para reirse de los demas hay que empezar riendose de uno mismo. En este sentido, Boldu es despiadado: asuntos que otros silenciariamos se convierten para el en el centro de sus tramas". Ramon de España"Tras la lectura de este album pienso que seria mejor que no se produjese nunca un encuentro con Ramon Boldu. Cualquiera de nosotros en contacto con el corremos el riesgo de aparecer en alguno de sus comics autobiograficos, ni siquiera ridiculizados, simplemente tal cual somos, sin maquillaje de ningun tipo, solo observados y dibujados bajo el prisma de la vision del autor. ¡Que miedo! Los espejos deformantes de Valle-Inclan eran menos crueles". Santiago Segura en el prologo de la obra
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