SEAN SHEEHAN

Un punto de encuentro entre Oriente y Occidente: desde Kuala Lumpur, capital de Malasia, pasando por la costa este, la oeste, el interior, Sarawak, Sabah, hasta la modernidad de Singapur.

Turquía Occidental, con 5.000 años de historia, es fascinante para quien esté interesado en los orígenes de la civilización europea. Realmente comenzó aquí -no en Atenas ni en Roma- cuando los colonos griegos cruzaron el Egeo y crearon los asentamientos donde surgirían los primeros historiadores, geógrafos, filósofos y poetas conocidos. Además de las numerosas ruinas que se conservan de esta cuna de la cultura occidental, hay gran variedad de hoteles, playas de arena, deportes acuáticos y discotecas donde se baila hasta el amanecer, mientras el sol se eleva sobre la Troya de Homero. Una costa bañada por aguas turquesas, rocosos acantilados cubiertos de pinos y olivos, colmenas blancas y azules sobre las rocas, bañistas tomando el sol en playas doradas, viejas aldeas de pescadores y antiguas civilizaciones, imágenes en los folletos de viaje que sólo dan una ligera idea de la riqueza de la costa egea de Turquía. Los lugares de mayor interés son Kusadasi, Bodrum y Marmaris, junto con Fethiye y Ölüdeniz. A esta parte del país llegan decenas de miles de turistas cada año, atraídos también por la legendaria hospitalidad de sus habitantes. Los turcos son muy abiertos, y para muchos visitantes el mejor recuerdo del país no es la comida, las playas o los emplazamientos históricos, sino la amistosa franqueza de las gentes que han conocido. Es difícil igualar la capacidad que tiene Turquía Occidental para satisfacer las necesidades más dispares de sus visitantes. Si quieres bailar hasta las 5 de la madrugada, Bodrum y otros enclaves turísticos están especialmente dotados para ello y te están esperando. Si, por el contrario, tus intereses se dirigen más hacia el arte griego y romano, entonces las increíbles ruinas de Éfeso pueden colmar todas tus expectativas. Lo mejor es hacer ambas cosas y encontrar tiempo para algo más.