Siegfried Lenz

Obra alegórica sobre el bien y el mal, sobre el deber y la culpa, sobre las deudas del pasado, El barco faro es una de las cumbres de la narrativa alemana de posguerra, y una de las obras maestras de un autor fundamental de la literatura europea.Siegfried Lenz es, junto con Heinrich Boll y Gunter Grass, el mas reconocido autor literario aleman de la segunda mitad del siglo XX. El barco faro, la novella que encabeza este soberbio volumen de relatos, es una de sus obras mas miticas, nunca hasta ahora traducida al castellano. Han pasado nueve años desde el final de la segunda guerra mundial. Los tripulantes de un barco faro antiminas, anclado en el mar Baltico, se preparan para afrontar su ultima guardia. Pero en esa ultima noche, su paz se interrumpe. Freytag, el capitan del barco, permite subir a tres hombres cuya embarcacion se ha averiado, y con ellos, un cargamento ilegal de armas. Los tres delincuentes, encabezados por un siniestro doctor de nombre Caspary, toman como rehenes a los tripulantes del barco faro. La tension es palpable, sobre todo cuando sale a relucir un episodio poco honorable de Freytag durante la guerra.

En el día más triste de la vida de Christian, el joven protagonista de esta historia evoca como él y su profesora de inglés se enamoraron el verano anterior. Durante una excursión en barco, una tormenta los obligo a permanecer en una isla euros Christian dio entonces rienda suelta a sus sentimientos y Stella le correspondio. Pero esta relacion de amor entre una mujer adulta y un joven de 18 años tuvo que hacer frente a multiples desafios. Ahora, mientras se celebra un magnifico acto conmemoratorio por la profesora fallecida, Christian recuerda en silencio ese amor que cambio su vida para siempre...

El relato de un amor imposible, contado con exquisita delicadeza, y un extraordinario éxito editorial, con más de 350.000 ejemplares vendidos en Alemania y traducido a más de 20 idiomas

En el extremo norte de Alemania federal, Konrad Zeller, cabeza de una familia de refugiados procedente del Este, acomete la dura y audaz tarea de convertir un yermo campo de maniobras militares en un floreciente vivero de árboles y plantas. El precio de la prosperidad alcanzada con los años, sin embargo, es el deterioro moral del clan, cuyas relaciones entran en progresivo conflicto. Casi imperceptible, la crónica del auge y decadencia de los Keller y sus allegados, referida a través de la escorzada perspectiva de Bruno, un deficiente mental, termina por conformarse en esta ejemplar novela como parábola lúcida y doliente de la problemática evolución de la sociedad alemana de postguerra y de su «milagrosa» reconstrucción tras el desmoronamiento del III Reich.

Stella Petersen war zweifellos eine der beliebtesten Lehrerinnen am Lessing-Gymnasium. Ihre Lebensfreude, ihre Intelligenz und Belesenheit verschafften ihr die Anerkennung und den natürlichen Respekt des Kollegiums wie den ihrer Schüler. Und gewiss führte die Liebe zu ihrem Schüler Christian, die über das ungleiche Paar am Ende der Sommerferien hereinbrach, zu jener Verwirrung der Gefühle deren Intensität und Kraft beide überwältigt. Siegfried Lenz hat eine großartige Novelle geschrieben über die Liebe eines Gymnasiasten zu seiner Englischlehrerin, eine Geschichte über das Erwachsenwerden und das Erwachsensein, eine Geschichte, in der unbeschreibliches Glück neben tief empfundener Trauer steht.

Henry Neff, a pesar de su juventud, no siente ningún deseo de hacer carrera profesional ni de ascender en la escala laboral. Rechaza atractivas ofertas y busca refugio en la oficina de objetos perdidos de una estación de ferrocarril. «A mí me basta con quedarme donde estoy» es su lema, y pronto le sacará gusto a su nuevo puesto de trabajo, lleno de curiosidades y extraños incidentes. Cada día le ofrece encuentros con personas que pierden o dejan olvidadas las cosas más increíbles: un lanzador de cuchillos que echa en falta sus herramientas de trabajo o una actriz que no logra encontrar su guión. Con un humor tierno y su habitual maestría, Siegfried Lenz presenta al lector el espacio colorista de un escenario sobrevolado por un sutil simbolismo de la pérdida y el (re-)encuentro. Cuando el amigo de Henry, el matemático bashkirio Fedor Lagutin, es amenazado por violentos sin escrúpulos y las reformas de los Ferrocarriles Alemanes ponen en peligro el puesto de un compañero, Henry se da cuenta de que su oficina no es ningún oasis de felicidad. Entonces toma partido y comprende que la vida también obliga al compromiso.

Das Feuerschiff liegt fest verankert in der Ostsee, um anderen Schiffen in Seenot zu helfen. Diesmal ist es die letzte Wache des Schiffes.

In den hier vorliegenden kleinen Geschichten schildert Siegfried Lenz in seiner ihm eigenen verschmitzten Art. Eine Dorfgemeinschaft seiner masurischen Heimat. Wir lernen den skurrilen Hamilkar Schass kennen, der weder Tod noch den kriegerischen Uberfall eines wilden Generals scheut.

»Sie beauftragten mich, Arnes Nachlaß einzupacken.« Hans, der Ich-Erzähler, kommt nicht umhin, die kleinen und großen Schätze zu sichten, die Arne Hellmer, dieser außergewöhnliche Junge, mit dem er zwei Jahre lang ein Zimmer teilte, zurückließ. »Wie ein Eindringling in seine Welt, seine Tränen, seine verborgenen Hoffnungen« kommt sich Hans vor und entfaltet, angeregt durch die Fundstücke des Nachlasses, Arnes Geschichte. Vor dem Hintergrund des Hamburger Hafens und seiner Werften gewinnt sein Leben nach und nach Kontur. In ruhigen, atmosphärisch dichten Bildern entwirft Siegfried Lenz das Psychogramm eines Jugendlichen, der das Unglück früh kennenlernt; eines Außenseiters, der verzweifelt nach Nähe und Geborgenheit sucht.

Es ist kein Zufall, daß Siegfried Lenz ausgerechnet Joseph Wollina, den Streuner mit dem Zweiten Gesicht, zur Titelfigur seines Erzählbandes gemacht hat. Weil er zwanghaft die Vergangenheit und damit meist auch die Schuld anderer Menschen ausplaudert, wird er zum »Spielverderber«, zum asozialen Element. Aber gerade den Schwachen und Erniedrigten, die mit ihrer Situation oder mit ihren Erinnerungen nicht fertig werden, gehört die Sympathie des Autors: so z. B. einer Mutter, die anfängt zu trinken, weil sie weiß, daß ihr kleiner Sohn an Leukämie sterben muß; oder dem Müllverwerter Josef Tubacki, der beim Eintreiben einer alten Schuld mit so eigensinniger Pedanterie auf »Verbuchung« und der genauen Summe beharrt, daß er am Ende überhaupt kein Geld bekommt, sondern ganz im Gegenteil noch draufzahlen muß.

In sechs heiteren Erzählungen bekennt der nach dem Krieg heimgekehrte Lehmann, der plötzlich vor dem Nichts steht, seine Tätigkeiten auf dem Schwarzen Markt.