THEODORE MONOD

L' histoire humaine, c'est celle d'une espèce qui peu à peu prend le pas sur les autres. L'homme invente l'outil, maîtrise le feu, explore, conquiert, comprend. En quelques millénaires d'une progression fulgurante, il devient le roi de la création. Pourtant, cette histoire peut prendre fin. En déséquilibrant son rapport avec la nature, en s'engageant dans l'aventure criminelle et folle du nucléaire, l'homme démontre aussi son incapacité à dépasser en lui la pulsion de violence et de mort. Oui : aujourd'hui, nous le savons, l'aventure humaine peut échouer. Géologue, botaniste, archéologue, homme d'engagement et de foi, Théodore Monod aborde ici cette question dans toutes ses dimensions. Le savant éclaire les rapports profonds et complexes entre l'homme et la biosphère. Le croyant nous incite à devenir vraiment humains ; le militant de la non-violence, à nous révolter contre la folie des gouvernements, et aussi contre notre propre passivité… En ce début de millénaire, cet essai rigoureux, écrit à l'intention d'un large public, donne quelques repères essentiels. Et s'il sonne l'alarme, il nous rappelle aussi qu'il reste une place pour l'espérance.

En esta serie de pequeños textos inéditos, el célebre naturalista Théodore Monod, a su manera viva, graciosa y ferviente, ruega por la defensa de los animales y de las maravillas de la naturaleza, no por modestas menos irremplazables. La ardilla y el ratón, los erizos y los cangrejos, las abejas y las avispas, los toros, el árbol, las pequeñas semillas..., todos los animales, pequeños o grandes, y todos los fenómenos de la naturaleza, son objeto del afecto y el respeto de Monod, que tan bien los conocía. Los dibujos del autor se han entresacado de entre los que ilustraban sus cuadernos, trabajos científicos y correspondencia privada y añaden su encanto a este texto, que apreciarán tanto los más jóvenes como los mayores.

En esta serie de pequeños textos inéditos, el célebre naturalista Théodore Monod, a su manera viva, graciosa y ferviente, ruega por la defensa de los animales y de las maravillas de la naturaleza, no por modestas menos irremplazables. La ardilla y el ratón, los erizos y los cangrejos, las abejas y las avispas, los toros, el árbol, las pequeñas semillas..., todos los animales, pequeños o grandes, y todos los fenómenos de la naturaleza, son objeto del afecto y el respeto de Monod, que tan bien los conocía. Los dibujos del autor se han entresacado de entre los que ilustraban sus cuadernos, trabajos científicos y correspondencia privada y añaden su encanto a este texto, que apreciarán tanto los más jóvenes como los mayores.

'Tuve la suerte de encontrar el desierto, ese filtro, ese revelador. Me ha moldeado, me ha enseñado la existencia. Es hermoso, no miente, es limpio. Por eso debe abordarse con respeto&