Igual que aquellos jóvenes medievales del Decamerón, en una pequeña ciudad de vida interior dos muchachos intentan sobrevivir cada tarde al aburrimiento inventando una historia alternativa, una fiesta rebelde surtida por fabulas y palabras que no repiten la macilenta vida gris de aquel marasmo del franquismo.Esta narracion es la historia de una pequeña calle comercial , Calle feria, y de unos hombres -viajantes, tenderos, dependientes- que no salen de ella y viven entre codigos propios, al margen de la existencia ortopedica de una ciudad temerosa y conforme. Mediante un haz de relatos entreverados por una sutil capilaridad llena de pequeñas correspondencias, Calle Feria propone contra aquella obsesion monolitica una escritura de la diversidad donde caben cronicas cinematograficas, informes, articulos, diarios o lenguajes de receta. Y, antes que otra cosa, una fabula luminosa a medio camino entre la imaginacion, el documento y la alegria del puro contar a fin de salvar la modorra y la obediencia que dominaban aquel perpetuo invierno.Igual que aquellos jóvenes medievales del Decamerón, en una pequeña ciudad de vida interior dos muchachos intentan sobrevivir cada tarde al aburrimiento inventando una historia alternativa, una fiesta rebelde surtida por fabulas y palabras que no repiten la macilenta vida gris de aquel marasmo del franquismo.Esta narracion es la historia de una pequeña calle comercial , Calle feria, y de unos hombres -viajantes, tenderos, dependientes- que no salen de ella y viven entre codigos propios, al margen de la existencia ortopedica de una ciudad temerosa y conforme. Mediante un haz de relatos entreverados por una sutil capilaridad llena de pequeñas correspondencias, Calle Feria propone contra aquella obsesion monolitica una escritura de la diversidad donde caben cronicas cinematograficas, informes, articulos, diarios o lenguajes de receta. Y, antes que otra cosa, una fabula luminosa a medio camino entre la imaginacion, el documento y la alegria del puro contar a fin de salvar la modorra y la obediencia que dominaban aquel perpetuo invierno.
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