Hombre de vida asendereada y de múltiples ocupaciones por razón, sobre todo, de su voluntad de ascender en la escala social, Pierre-Augustin Caron, más conocido como Beaumarchais (1732-1798), dejó, con todo, dos obras dramaticas magistrales: El barbero de Sevilla (1775) y Las bodas de Figaro (1781). Comedia calificada de inmoral y prohibida expresamente por el rey Luis XVI, en Las bodas de Figaro volvemos a encontrar a los personajes de El barbero de Sevilla, pero inspirados ahora por una vision de la sociedad corrosiva, aunque a la vez divertida y alegre, que auna frivolidad y razon. Plagada, en efecto, de burlas e invectivas contra todas las bases en que se sustentaba el Antiguo Regimen, la obra -estrenada tras multiples peripecias en 1784- conocio un exito clamoroso que Mozart iba a potenciar componiendo, con libreto de Da Ponte, la genial opera del mismo titulo: desde entonces, la obra sigue ocupando un lugar indiscutible en la historia del teatro y de la opera.Hombre de vida asendereada y de múltiples ocupaciones por razón, sobre todo, de su voluntad de ascender en la escala social, Pierre-Augustin Caron, más conocido como Beaumarchais (1732-1798), dejó, con todo, dos obras dramaticas magistrales: El barbero de Sevilla (1775) y Las bodas de Figaro (1781). Comedia calificada de inmoral y prohibida expresamente por el rey Luis XVI, en Las bodas de Figaro volvemos a encontrar a los personajes de El barbero de Sevilla, pero inspirados ahora por una vision de la sociedad corrosiva, aunque a la vez divertida y alegre, que auna frivolidad y razon. Plagada, en efecto, de burlas e invectivas contra todas las bases en que se sustentaba el Antiguo Regimen, la obra -estrenada tras multiples peripecias en 1784- conocio un exito clamoroso que Mozart iba a potenciar componiendo, con libreto de Da Ponte, la genial opera del mismo titulo: desde entonces, la obra sigue ocupando un lugar indiscutible en la historia del teatro y de la opera.
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