¡Sólo por opinar entras en el sorteo mensual de tres tarjetas regalo valoradas en 20€*!
(1) comentario
(1)
(0)
(0)
(0)
(0)
1 opiniones de usuarios
Ester
13/11/2025
Bolsillo
La reina de los condenados es, sin duda, una de las entregas más ambiciosas y complejas de las Crónicas vampíricas de Anne Rice. Continuación directa de Lestat, el vampiro, este tercer volumen de la saga expande de forma descomunal el universo creado por la autora, llevándonos desde la introspección del carismático Lestat hasta los orígenes míticos de toda la estirpe vampírica. Debo admitir que el comienzo del libro se me hizo bastante pesado y confuso. La autora introduce una gran cantidad de personajes —vampiros, mortales y narradores ocasionales— que en un primer momento parecen desconectados de la historia principal de Lestat. Cada capítulo parecía abrir una puerta nueva sin cerrar la anterior, y me costaba entender qué papel jugaban todos ellos en la trama. Esa sensación de dispersión inicial me hizo avanzar con cierta dificultad, aunque poco a poco comprendí que la autora estaba construyendo un tapiz mucho más grande, en el que cada voz y cada historia acabarían entrelazándose. Cuando finalmente emerge la figura de Akasha, la Reina de los Condenados, la narrativa alcanza una fuerza arrolladora. Pero lo que más me cautivó fue la historia de las gemelas pelirrojas, Maharet y Mekare, cuya tragedia ancestral se convierte en el núcleo espiritual y simbólico de toda la novela. Su vínculo con los espíritus, la maldición que las separa y el destino que las une al nacimiento del vampirismo dan al relato una dimensión profundamente mítica. En particular, me fascinó la historia que cuenta Maharet sobre los orígenes: los espíritus invisibles, la aparición de Amel, y la forma en que este espíritu acaba unido a la Reina Akasha. Esa parte del libro tiene una potencia narrativa y emocional enorme, porque mezcla lo sobrenatural con lo humano —la pérdida, la maternidad, el castigo, el deseo de conocimiento— y revela cómo el mal y el poder se gestan en lo más íntimo de la experiencia humana. Es cierto que La reina de los condenados es un libro denso, cargado de simbolismo, con una estructura fragmentaria que puede desconcertar al principio, pero que recompensa la paciencia del lector con una visión grandiosa del mito vampírico. Anne Rice no solo continúa la historia de Lestat, sino que amplía su mundo hasta alcanzar unos límites prácticamente imposibles, donde los vampiros son herederos de antiguas maldiciones espirituales y de pasiones humanas eternas.