"... Y VERÁN SU ROSTRO" (APOCALIPSIS 22,4)

Un TESORO DIVINO nos abre Jean-Pierre de Caussade en la obra que aquí comentamos: el descubrimiento del DIOS VIVO y OPERANTE en favor de sus hijos fieles que se entregan en Sus Manos… A fin de despertar la atención a tan fundamentales enseñanzas, hemos destacado las perlas preciosas esparcidas en su obra, de absoluta actualidad para quienes vivimos en un contexto verdaderamente apocalíptico… Ánimo, entonces, almas amadas del Señor y bautizadas en Su Sangre redentora: adentrémonos en las páginas llenas de Gracia de este libro, que nos abrirá las puertas eternas, las puertas de la Jerusalén Celeste que bajará del Cielo a nuestras almas, esa "ciudad del Dios vivo… al coro de muchos millares de ángeles, a la Iglesia de los primogénitos que están alistados en los cielos…" (Hbr 12, 22-24)