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El camino que Dios mismo prescribió como camino hacia la Salvación, sigue siendo el único disponible.
La ruta no ha cambiado. Nunca cambiará.
Ninguna teoría, tesis o suposición; puede cambiar el hecho de que todos los hombres nacieron en Pecado.
Y el pecado, compró la muerte para todos los aplicables.
La única alternativa a la muerte es abrazar la Salvación que nos ha procurado la Sangre de Cristo resucitado.
Está escrito:
“Tampoco hay Salvación en ningún otro.
Porque no hay otro nombre bajo el Cielo, dado entre los hombres,
A través del cual podemos ser salvos”.
(Hechos 4:12)

Habiendo sido salvo por Su gracia; Su ejemplo es el que debemos seguir.
Ningún hombre mortal puede usurpar el papel y el propósito de Jesús, como la única Luz, que brilla en las tinieblas.
Seguir a Jesús es ir hacia la Luz.
Cualquier otra ruta seguramente terminará en la condenación eterna.