¿A QUE MESA INVITAREMOS A LOS SUEÑOS?

"El mundo surrealista del lenguaje onírico ha perseguido, arrastrado, e incluso destruido a gran cantidad de escritores a lo largo del tiempo. A mí, particularmente, me ha llevado de su mano sin ceñirme a arquetipos. Estoy convencida de que matar un sueño... es morir. Quiero ensayar la extraña mezcla que resulta de la amalgama entre lo épico, lo lírico, lo romántico… Por eso camino a través de mi imaginación, mis recuerdos, mis triunfos y mis fracasos, para quedarme en la conclusión de que no sé a qué mesa invitar a los sueños y que los manjares no interfieran en la sensibilidad que llevan sobre su piel. Una vez vi el amor pasando por mi lado, miraba atrás, sin darse cuenta de la mortaja que lo cubría."