BESTIARIO SINIESTRO

El diccionario de la Real Academia define siniestro como avieso, malintencionado. En su empleo más común, la palabra se utiliza para referirse a lo aterrador, tenebroso o macabro. Estos relatos se reparten los dos sentidos de la palabra. Unos están repletos de humor malicioso y perverso, otros son tétricos y sombríos. En todos ellos, los animales más disparatados rondan al hombre. Esos animales pueden ser bulliciosos seres más o menos milagreros o vampiros que cohabitan con las primeras luces de la Ilustración en los rincones más oscuros de las estancias y de los cerebros, cuando todavía eran parte de la Historia, cuando la luz eléctrica y la Ciencia aún no los habían arrojado al basurero de la leyenda urbana o cinematográfica. También son el sujeto pasivo de alguna enloquecida actividad humana, como las aventuras zoológicas de un Noé atrabiliario, reticente, que desconfía profundamente de su Dios. Pero en todos los casos esas bestias, reales o imaginarias, son el cortejo, el coro que acompaña al gran protagonista: el ser humano. Desde la ironía o desde el miedo, en estas narraciones, los seres no-humanos conducen al hombre hasta su límite; le dan su propia medida, actuando en un modesto segundo plano. El narrador, con su prosa en ocasiones sensible, otras veces dura e incisiva, consigue brillantes contrapuntos en los que el humor, el terror y la exuberante imaginación alimentada por el conocimiento científico, descubren sus mejores facetas de novelista y hombre de Ciencia.