Allá por el siglo III a.C., Epicuro creyó haber encontrado la receta de la felicidad y trató de vivir en consecuencia. Se tienen noticias de que fundó varias comunidades en las que se buscaba emular la vida feliz transmitida por este maestro. Muchísimo se ha perdido de lo que escribió Epicuro. Con todo, ha llegado hasta nosotros una carta que envió a un amigo y discípulo, en la que le resumía los principales elementos de la vida dichosa. Se trata de la más escueta y completa exposición de una filosofía de vida feliz que ha sobrevivido desde la Antigüedad. La presente edición ofrece, junto al original griego, una traducción literal interlineal y una traducción libre; la completan una introducción sobre su contexto, así como dos amplios comentarios, uno filosófico y otro lingüístico.
Ficha técnica
Editorial: Ediciones Sígueme, S. A.
ISBN: 9788430122042
Idioma: Castellano
Número de páginas: 176
Tiempo de lectura:
4h 7m
Encuadernación: Tapa blanda
Fecha de lanzamiento: 17/05/2024
Año de edición: 2024
Plaza de edición: España
Colección:
Hermeneia
Hermeneia
Alto: 14.0 cm
Ancho: 21.0 cm
Peso: 255.0 gr
Especificaciones del producto
Escrito por Epicuro
Epicuro nació en la isla de Samos el año 341 a.C. Llegó a Atenas para cumplir el servicio militar con dieciocho años, en una época de profundos cambios por la reciente muerte de Alejandro Magno. Allí conoció la filosofía platónica y la aristotélica, así como la tradición cínica. Dos años después se traslada a Colofón, donde se interesa por el pensamiento de Demócrito, que ejercerá en él una gran influencia. Más tarde abre su propia escuela en Mitilene, isla de Lesbos, luego en Lámpsaco y por fin en Atenas, donde el año 306 adquiere un terreno cerca de la Academia platónica y funda el Jardín, donde, para sorpresa de muchos, admite a mujeres y esclavos. Muere en el 270 a.C., a los 71 años. De los más de 300 volúmenes que se dice que escribió, apenas se conservan cuarenta máximas (Máximas capitales - Kyriai Doxai), tres cartas (Carta a Heródoto, Carta a Pítocles y Carta a Meneceo), unas cuantas citas (Sentencias vaticanas - Gnomologio Vaticano) y algunos fragmentos transcritos por autores como Diógenes Laercio.