El teatro, como una ventana de vida, interpela,
nos desnuda, grita, nos tira de las orejas, hace
cosquillas. Una representación de la condición
humana que siempre planta en el proscenio
alguna clase de verdad dispuesta, con sus propias
uñas, a rascar el gotelé de toda cuarta pared. Las
obras dramáticas que componen esta antología
dan buena muestra de ello. El lector/espectador,
desde diferentes palcos, asistirá a una función de
pulsiones naturales: la soledad en compañía, la
violencia de un adiós, la falta de identidad, la
imposibilidad de perdonar, el dolor ante el
implacable paso del tiempo. Donde reconocerse y
comprobar que incluso detrás de un telón bajado
siguen ocurriendo cosas. "Las mujeres de
Lorca", de Pilar Távora, rescata de sus
respectivas tragedias a los principales personajes
femeninos del poeta y dramaturgo andaluz.
Toman voz contemporánea para reflexionar
sobre muros físicos y mentales, íntimos y
sociales. "El andén", de Joaquín Abad, bajo la
apariencia del teatro de lo absurdo, desciende
hasta un pozo de amor, inocencia y locura
ubicado en mitad de una nada, en el páramo de
la espera infinita. "Matriz", de Rocío Cuadrelli
Lozano, es el encuentro profundo de una mujer
con su propia esencia mientras intenta conjugar
la maternidad con sus necesi...